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OPINIÓN: Serena Williams es criticada por su "incómoda" negritud

Hombres poderosos demuestran que pueden imponer un estilo para asegurarse de que concuerde con los estándares de belleza blancos, comenta David Love.
mar 28 agosto 2018 12:57 PM

Nota del editor: David A. Love escribe para thegrio.com, un sitio web dedicado a cubrir noticias en la comunidad afroamericana. Es escritor y comentarista radicado en Filadelfia. Síguelo en Twitter: @DavidALove. Las opiniones aquí expresadas son exclusivamente suyas.

(CNN) - En pleno siglo XXI la población negra aún está sujeta a formas de discriminación racial que deberían ser cosa del pasado. Los estándares blancos de la belleza siguen dictando que los rasgos de los negros son indeseables y que sus estilos culturales son inapropiados e inaceptables. El trato injusto y arbitrario que la gran tenista Serena Williams recibió recientemente del Abierto de Francia por causa de su icónico catsuit negro es un buen ejemplo.

El catsuit es una prenda de una sola pieza que cubre el torso, piernas y usualmente los brazos. Williams lució el atuendo por primera vez en mayo durante su primer partido de grand slam, poco tiempo después de que dio a luz. Sin una explicación fundamentada las autoridades francesas anunciaron en la edición 500 de la revista Tennis que prohibirían el traje de Williams en el torneo de tenis. "Creo que a veces hemos ido demasiado lejos" , dijo el presidente de la Federación Francesa de Tenis, Bernard Giudicelli, y agregó que la prenda de Williams "ya no será aceptada, hay que respetar el juego y el lugar".

Con ecos de la popular película Black Panther y el ficticio país africano de Wakanda, la prenda de Williams es tanto una declaración de moda como un potente símbolo del empoderamiento de las mujeres. Pero también sirve para un propósito médico, que es evitar que la tenista forme más coágulos de sangre tras el nacimiento de su primera hija, que puso en riesgo su vida.

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La vaga explicación del Open de Francia huele a racismo y sexismo. Sugiere que los hombres en una posición de poder pueden o deberían poder imponer el estilo de vestir de Williams, aparentemente en un esfuerzo por asegurarse de que concuerde con los estándares blancos de belleza. Están singularizando y señalando públicamente a esta estupenda atleta y hermosa mujer, a pesar de que ella no es la primera tenista en usar un catsuit. En 1985, Anne White, una tenista blanca, usó uno blanco para el Wimbledon.

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Esto nos lleva a la pregunta: ¿el problema es realmente la ropa de Serena o que Serena es demasiado negra para el tenis?

Voces prominentes tomaron las redes sociales para expresar su indignación y defender a Williams.

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"La vigilancia y el control sobre los cuerpos de las mujeres debe terminar", dijo la leyenda del tenis Billie Jean King. "El ‘respeto’ que se necesita es para el talento excepcional que @serenawilliams trae al juego. Criticar lo que viste para trabajar es donde reside la verdadera falta de respeto".

"Puedes quitarle al superhéroe su disfraz, pero nunca podrás quitarle sus superpoderes. #Justdoit", tuiteó por su parte la marca Nike.

Pero esta no es la primera vez que Williams recibe un trato injusto. Ella ha enfrentado, de propia mano, pruebas antidoping discriminatorias y, como muchas mujeres negras, ha sido cosificada por la anatomía de su cuerpo y tratada como un espécimen animal.

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Ella, pese a todo, se lo ha tomado con calma respondiendo a la polémica como una verdadera profesional. "Hablamos ayer, todo está bien. Cuando se trata de moda no quieres ser un infractor reincidente”, dijo Williams sobre Giudicelli.

Sin embargo, no todo está bien para las mujeres negras que han perdido sus empleos por como visten, o para aquellas a las que se les ha hecho sentir menos bellas por no encarnar la estética europea. Esto no es nada nuevo.

En 1971, la periodista negra Melba Tolliver casi sale del aire del canal WABC por no usar una peluca o una mascada para cubrir su pelo afro mientras cubría la boda en la Casa Blanca de Tricia Nixon Cox, hija del entonces presidente Richard Nixon. "Odio tu pelo. Tienes que cambiarlo. ¿Y sabes qué?, ya no luces femenina", le dijo el director de noticias a Tolliver, quien decidió no alaciarse más el cabello en una época en que muchas mujeres negras optaban por sus rizos naturales. La estación recapacitó, pero el incidente ya había sido fatal para las relaciones públicas de la televisora.

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Hoy, casi cinco décadas después, los tiempos no han cambiado tanto. Las mujeres negras siguen siendo sancionadas y despedidas por el cabello trenzado y la vestimenta "étnica", por llevar peinados considerados demasiado "urbanos", descuidados, revueltos y antinaturales.

Una corte federal incluso dictaminó en 2016 que una compañía podía despedir a una mujer negra por llevar rastas, un estilo que data de miles de años y tiene un significado cultural y espiritual. Esto no sorprende, dada la predominancia blanca y masculina de la judicatura federal, que se está volviendo incluso menos diversa e inclusiva bajo Trump, y la promulgación de leyes que no tienen en cuenta a las personas de color.

Mientras Serena es vigilada por su negritud, los niños afroamericanos son sujetos a disciplina, incluso detención y suspensión debido a violaciones del código de vestimenta escolar y políticas de cero tolerancia para sus peinados. Estos códigos de vestimenta tienen curiosas similitudes con los códigos negros de la era de la Reconstrucción, diseñados para controlar a las personas de ascendencia africana.

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Recientemente, Faith Fennidy, una niña negra de 11 años, no pudo permanecer en su aula en la escuela Christ the King Parish School en Terrytown, Louisiana, porque sus trenzas atadas en una colita de caballo violaban la política de la escuela. En un video que se volvió viral, un niño negro de 6 años fue rechazado de una academia cristiana en Florida el primer día de clases por llevar rastas.

El año pasado, un adolescente negro en Monroe, Louisiana, no pudo asistir a clase porque su cabello estaba teñido de rubio en honor al jugador de la NFL Odell Beckham Jr., mientras que una escuela londinense le dijo a un niño negro de 12 años que lo castigarían y suspenderían si su madre no cortaba sus rastas. Y en 2009, una maestra blanca en Milwaukee cortó una de las trenzas de una niña negra de primer año, Lamya Cammon, supuestamente porque no dejaba de tocar su cabello. La maestra fue multada con 175 dólares por alteración del orden público.

Este mes se cumple el aniversario 500 de la trata transatlántica de esclavos, pero los negros siguen siendo vigilados por sus características físicas, lo que refleja el problema actual de la discriminación racial y la criminalización de la negritud. La única forma de superar esta injusticia es buscar una nueva definición más amplia de la belleza y garantizar que en el tenis y en todas partes, quienes tomen las decisiones reflejen la verdadera composición de nuestra sociedad.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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