Esto nos parece hoy algo tan sencillo y cotidiano, ¿cierto? Raramente nos detenemos a pensar qué engranes se mueven detrás para hacer nuestra vida más sencilla.
Este alto nivel de interacción con dispositivos, aplicaciones y plataformas, y su conocimiento del usuario, radica en el aprovechamiento de una nueva generación de tecnologías cognitivas, las cuales tienen la capacidad de procesar enormes volúmenes de datos, a lo que se suma la funcionalidad de “pensar” y aprender de manera similar a la mente humana, y que han abonado al concepto de inteligencia artificial (IA).
Al final de la segunda década del siglo XXI, innovaciones como el machine learning o aprendizaje automático, la automatización robótica de procesos, el procesamiento del lenguaje natural (PLN), las redes neuronales y la visión artificial se están aplicando a una escala cada vez mayor en sectores tan diversos como manufactura, servicios financieros, salud, ciencias de la vida, petróleo y gas, y mercadotecnia, por mencionar algunas.
Lo que es un hecho es que las empresas están poniendo atención en cómo las tecnologías cognitivas en su conjunto se pueden aprovechar para convertirse en entes más ágiles, rentables, competitivos, lo que permite tomar decisiones más estratégicas para tu negocio.
Transformarse en organizaciones potenciadas por la inteligencia artificial les está exigiendo rediseñar sus sistemas clave, procesos y estrategias, así como analizar las oportunidades que les puede ofrecer. De igual forma, deben establecer canales de comunicación y colaboración entre distintos departamentos a fin de identificar las áreas en las que las tecnologías cognitivas tengan más sentido para cumplir con sus objetivos empresariales.