La economía de México está llena de paradojas y aparentes contradicciones, si bien el año pasado no hubo crecimiento, pero el PIB es un promedio, unas partes de la economía y del país crecieron y otras se contrajeron, como Nuevo León y el norte del país, que ha tenido buen crecimiento. Pero es el sureste de siempre el que está en recesión con un PIB negativo, curiosamente relacionado con Pemex como Tabasco.
¿Vamos hacia una nueva crisis económica? Todavía no, siempre y cuando en México se tomen las medidas adecuadas y responsables para enfrentar este nuevo “shock petrolero” que ha desplomado el precio de la mezcla mexicana y tiene un precio de 24.43 dólares por barril, lo que es casi un 50% menos de lo programado en el presupuesto. Además, se tiene que aclarar si se van a usar las coberturas que se contrataron para estos casos y hasta qué monto.
El trabajo que ha hecho el Banco de México al incrementar el tamaño del programa de las coberturas cambiarias liquidables es el adecuado y no tiene un impacto negativo en las reservas internacionales y de esta forma le resta presión al tipo de cambio.
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El primer reto son las finanzas públicas. Es claro que se tiene que hacer algo con Pemex porque, para que no pierda el grado de inversión, debe tener un plan de negocios y financiero creíble, así como limpiar sus pasivos en pensiones.
El reto para las finanzas públicas en estos momentos de volatilidad es tener un gasto responsable y de ser necesario realizar recortes al gasto corriente, pero no a la inversión pública. La economía no se puede paralizar, así que de ser posible se deberían dar incentivos fiscales a las pymes y empresas en general e impulsar el consumo con otro tipo de incentivos.