En el pasado habilidades como la planeación a largo plazo, la toma de decisiones en ambientes no disruptivos, la capacidad para mantener el control y rumbo fijo hasta la consecución de las metas era de lo más relevante a la hora de seleccionar a directivos en las empresas sin embargo hoy el contexto ha cambiado radicalmente haciendo que nuevas habilidades sean requeridas o incluso reemplacen a las anteriores.
Lo que antes era clave hoy se volvió obsoleto. El futuro nos alcanzó, por lo tanto las capacidades gerenciales que pensábamos eran del mañana de pronto se convirtieron en las competencias profesionales requeridas hoy.
Las competencias de gestión que hoy se tornan clave no llegan sin previo aviso al mundo de los negocios, ya diversos estudios pronosticaban que las habilidades de los ejecutivos serían retadas afín de adecuarse a un entorno donde los eventos disruptivos en las industrias serian cada vez más la norma.
Ediciones previas del Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés) anticipaban que la capacidad de los ejecutivos para solucionar problemas complejos se posicionaría en la cima de las habilidades más requeridas por las empresas para hacer frente a los desafíos de esta nueva década en el mundo del trabajo. El pensamiento crítico fue ubicado en la segunda posición.
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De acuerdo con los especialistas del WEF ninguna de estas dos competencias se encontraba en la cima de habilidades que se requería en los ejecutivos en años previos; hoy ambas encabezan la lista.
La experiencia COVID-19 en las empresas nos ha hecho constatar que las predicciones se cumplieron y si bien la emergencia sanitaria de gran escala nos tomó a todos por sorpresa lo que también sabemos es que ya previo a la situación actual se anticipaban entornos complejos de negocios donde las habilidades demandadas serian significativamente otras.