Algunos de los sectores financieros están desesperados por adelantar la recuperación de la economía mexicana y por ello le exigen a la autoridad monetaria que eleve la tasa de interés, para que sus negocios vuelvan a ganar a través del margen que proveen las tasas más altas.
Sin embargo, el alza en las tasas de interés es un proceso cíclico, sistemático y, sobre todo, simétrico, que se realiza paulatinamente. Por esta razón es poco probable que se someta a las necesidades apremiantes de algunos sectores económicos.
Es un hecho que hoy hay más inflación que hace un par de meses y que continuará en los próximos.
La inflación actual es ya ligeramente superior al objetivo del banco central, pero la que viviremos adelante en la etapa alta de la recuperación económica será un par de puntos superior a la meta de convergencia de 3%.
¿Por qué?
Pongámoslo así. El ciclo de expansión cuantitativa que experimenta México desde marzo de 2020 a la fecha le pasará factura a los precios en el corto y mediano plazos. Pero no solo en 4% de inflación como lo estamos viendo ya, sino muy por arriba.
Y como muestra basta un botón ejemplificado por el largo ciclo inflacionario de 2017 y 2018, que estuvo precedido por un ciclo monetario de expansión cuantitativa muy similar que el actual.
La inflación del consumidor es antagónica a la del productor
Por otro lado, debemos contextualizar esos temores inflacionarios en su real dimensión dando una relativa importancia a los incentivos que tiene la economía financiera que, por cierto, no son los mismos incentivos antiinflacionarios que tienen los consumidores.
Sabemos que la inflación es el mayor impuesto regresivo (“impuesto” en un sentido figurado) para la población en general. Por esta razón, para los consumidores el escenario inflacionario ideal es aquel en donde los precios no suben o incluso decrecen.
Sin embargo, esto es improbable. Si hubiera una deflación o decremento del nivel de precios, seguramente la actividad económica se deprimiría, porque la dicotomía inflacionaria radica en que los productores necesitan de esas alzas de los precios para que puedan proyectar atractivas ganancias por ventas nominales, ejecutar proyectos de inversión, de expansión, etc. Por ello, la inflación óptima para los productores es siempre mayor que cero.
Lo mismo ocurre para los intermediarios financieros y para las industrias que generan ingresos en el mercado de dinero con tasas al alza. Cuando los precios aumentan y las tasas comienzan a repuntar las oportunidades de margen también mejoran para ellos.