Lo primero que debemos tomar en cuenta es que las utilidades son variables, por lo que debemos esperar a recibir la parte que nos corresponde para poder establecer nuestro presupuesto. Recordemos que, aunque es una obligación otorgarlas, al ser un derecho de los trabajadores, también es justo reconocer la labor de los empresarios que siguen invirtiendo en sus organizaciones, ya que sin ellos no habría fuentes de empleo, especialmente durante esta época en la ha sido desafiante sortear la pandemia.
Cuando eres estudiante de aviación, al principio es complicado realizar el peso y balance, debido a las gráficas y los cálculos necesario para entender los diferentes procesos que juegan un papel fundamental en el rendimiento del avión. Ya de manera profesional, hay diversos programas que lo hacen automáticamente para que, en conjunto, los pilotos y el oficial de operaciones se puedan asegurar que todo está bien.
De la misma forma, como mencionaba, para hacer el presupuesto ya tenemos herramientas muy amigables que nos ayudan a hacerlo de forma más sencilla. Esta es la base para poder administrarnos, como lo he insistido.
Debemos privilegiar el pago de deudas, porque así vamos a aligerar la carga de nuestras obligaciones pendientes y podremos comenzar a ahorrar. Deudas como tarjetas de crédito o departamentales, así como adelantar el pago a capital de un crédito, ya sea hipotecario, automotriz o personal.
Vamos por buen camino porque estamos quitando peso, ahora, hay que cuidar que no se vaya el 100% de lo que nos costó un año de trabajo y dedicación. Para esta primera etapa podemos destinar un 40%.
Ahora viene una parte interesante, las utilidades nos pueden ayudar a impulsar un negocio o adquirir un bien que deseamos, por ejemplo, dar el enganche de un auto o el anticipo de una casa. También consideremos contratar un seguro de gastos médicos, para el auto o de vida. Para esto podemos destinar otro 30 por ciento, lo cual debemos etiquetar como la adquisición de un activo duradero.