Estos usuarios que hoy en día tienen participación en la economía digital representan un avance importante en temas de inclusión financiera; no obstante, la inclusión va más allá de brindar productos y servicios, se trata de generar conciencia en torno al mejor uso y aprovechamiento de estos para mejorar las finanzas de un individuo o empresa y así contribuir a crear una economía más sólida.
Las instituciones financieras tradicionales se enfrentaron a un problema de infraestructura para llevar sus servicios, tan es así que en México solo el 76.5% de la población cuenta con acceso a una sucursal a una distancia menor de cuatro kilómetros y la gran mayoría de estas personas vive en zonas urbanas, según datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).
Las fintech se deshicieron de esa infraestructura física y con ello lograron bajar comisiones y crear productos y servicios más accesibles, pero esto también implica un reto: el alto costo de acceso a internet.
Datos del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) señalan que el 75.1% de la población cuenta con un teléfono celular, pero solo 6 de cada 10 mexicanos usan su banda ancha móvil, pues México es uno de los países de América Latina con el precio más alto por uso de datos, según el estudio Inclusión digital en América Latina y el Caribe, realizado por GSMA.
Lo anterior evidencia que los servicios financieros digitales no necesariamente están al alcance de todos y a pesar de lo innovadores que pueden ser, no son suficientes en un país en donde no todas las personas no pueden acceder a su plataforma financiera cada vez que lo requieren.
Poco a poco las fintech han ido sorteando los desafíos de la bancarización y han creado nuevas empresas que están viendo los vacíos de esta problemática y atacándolos de raíz como los telcobanks, que combinan la telefonía móvil y los servicios financieros.
Estas empresas han logrado importantes avances de inclusión financiera en países de Asia y África, pero en México y América Latina apenas están haciendo sus primeros acercamientos.
Repensar el papel del usuario
La experiencia de usuario se ha convertido en el nuevo ‘mantra’ de las empresas, cada vez más organizaciones buscan establecer canales de comunicación directa con sus usuarios para conocer sus preferencias y entender sus necesidades y así ofrecer un producto o servicio que les sea de utilidad.
Lo mismo sucede con las fintech, pues para que estas empresas logren derribar la barrera de la inclusión deben entender qué necesita la población no bancarizada y encontrar formas novedosas y accesibles para llevarles sus servicios.
La educación financiera es otro de los puntos claves para la inclusión financiera, pues sólo así los usuarios podrán aprovechar todo el potencial que las fintech ofrecen. La mayoría de estas empresas han diseñado apps y plataformas intuitivas y que además contienen herramientas para hacer una mejor gestión de gastos, esto último quizá ha sido uno de los grandes aportes de estas empresas para mejorar las finanzas de sus usuarios, a la par de bajas o nulas comisiones y créditos accesibles.