Con una perspectiva amplia, incluso un cambio de era es evidente.
Desde la Primera Revolución Industrial en 1760 hemos visto transiciones disruptivas que han dado paso a la Era Electrónica en 1950 y la Era Digital en 1970, destacada por la expansión de la computación personal, internet y conectividad global.
Hoy vivimos una Quinta Revolución Industrial que se caracteriza por el surgimiento de la Inteligencia Artificial (IA) avanzada, computación cuántica, realidad virtual, realidad aumentada y biotecnología.
De forma análoga al llamado ludismo (un movimiento de trabajadores que destruían máquinas por considerarlas responsables de la pérdida de empleos) en la Primera Revolución Industrial, en el contexto actual ya encontramos una aversión colectiva que era de esperarse hacia la IA y las nuevas tecnologías, por lo que la transición, aunque prácticamente inevitable, no será suave.
Por esta razón, es crucial que cada uno de nosotros comprenda adecuadamente los riesgos y oportunidades que están por venir; un ímpetu dogmático sin fundamentos racionales no será benéfico y sumará a expresiones violentas y efectos adversos innecesarios. Como lo hemos experimentado en el pasado, las tecnologías no tienen un carácter “bueno” o “malo” por sí mismas, se trata de instrumentos que pueden utilizarse con fines afortunados o terribles, lo cual es lo que deberíamos procurar moderar colectivamente.
Dicho esto, ¿qué novedades nos depara el 2025 que lo hace tan especial?
Existen distintos elementos muy relevantes pero me gustaría enfocarme en dos especialmente trascendentes.
1) Creatividad Artificial
La IA ya es capaz de elegir entre opciones adecuadamente con un esfuerzo inteligente, pero también puede reformar ideas racionales y simulaciones intuitivas para generar soluciones inéditas. Es decir, los algoritmos digitales ya presentan “inteligencia artificial”, pero también “creatividad artificial”. Cabe mencionar que la palabra “artificial” parece perder vigencia ya que se trata de procesos con efectos tan reales como cualquier otro que percibimos.
Por lo tanto, esta facultad de la computación moderna se convertirá en protagonista de la narrativa que escribiremos los humanos junto con ella. Los avances en la ciencia, tecnología, filosofía, artes y todas las áreas de desarrollo serán ahora un esfuerzo conjunto entre seres biológicos y herramientas digitales. Este año se consolidará este equilibrio y veremos una redistribución de poder muy significativa entre los grupos económicos y políticos líderes. Aquellos con mayor potencia de cómputo dominarán la agenda.
2) Tecnología cuántica
Adicionalmente, se ha abierto la caja de Pandora. Ha nacido una tecnología con alcances literalmente inimaginables que multiplicará exponencialmente la capacidad de cómputo y con ello cambiará el mundo como lo conocemos. Cuando la computación cuántica alcance madurez operativa, tareas complejas que hoy tomarían años podrán resolverse en segundos. Esto incluye optimizaciones masivas en logística y todo tipo de descubrimientos en áreas de salud, negocios, física, neurociencias, farmacéutica y mucho más.
¿Cuándo podemos esperarlo?
La potencia de una computadora cuántica se mide en qubits. En 2022, IBM presentó su procesador cuántico Osprey con 433 qubits, el más avanzado de la compañía en ese momento. En diciembre de 2024, Google presentó Willow, un chip cuántico con 105 qubits, capaz de realizar en cinco minutos tareas que los superordenadores clásicos más rápidos tardarían períodos extremadamente largos en completar (Google, 2024; IBM, 2022).