¿Te imaginas vacacionar en las mejores playas del Ártico?
Tal vez quienes planean unas vacaciones en la playa no piensan inmediatamente en el norte de Noruega. Pero las arenas doradas de las remotas Islas Lofoten atraen a fotógrafos, surfistas y mochileros de todo el mundo.
Un viaje a lo largo de las estrechas carreteras de las Islas Lofoten toma inevitablemente más horas de lo previsto, porque tras cada curva hay otra vista impresionante, una montaña aún más dramática que la anterior, o incluso otro pueblo pesquero que invita a la exploración.
Para aquellos que se aventuran por la autovía E10, una de las 18 rutas turísticas nacionales designadas de Noruega, los secretos de Lofoten bien valen la pena.
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Aunque las islas son mejor conocidas por su paisaje montañoso, pueblos idílicos junto al agua, senderismo de clase mundial y avistamientos de la aurora boreal, son las playas la mayor sorpresa del viaje.
Un clima templado
Las islas disfrutan de un clima oceánico mucho más templado de lo que su latitud sugeriría. De hecho, la temperatura se compara a menudo con la de Seattle o la ciudad de Quebec, que se encuentran a 20 grados más al sur del planeta.
Los lugareños aprovechan al máximo esta anomalía climática buscando las playas en los días soleados, pero la temperatura fría del agua y la escasa infraestructura no atraen a los típicos bañistas. Los mochileros, excursionistas, fotógrafos y surfistas son los nuevos turistas de Lofoten.
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Las arenas pobladas de algas, los picos de montañas irregulares y las grandes rocas golpeadas por las olas crean un escenario espectacular para cineastas y aficionados de los deportes acuáticos por igual.
Si bien el verano ofrece un clima templado para acampar, muchos fotógrafos esperan tener suerte con un espectáculo de la aurora boreal, que suele producirse a fines del invierno o en otoño. Mientras que otros prefieren capturar la belleza de la costa después de una nevada.
Un destino de surf de fama mundial
Desconocida para la mayoría de los noruegos, la playa Unstad Beach es un nombre familiar para los surfistas de aguas frías de todo el mundo.
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Desde 2007 el evento Lofoten Masters ha pasado de ser una reunión local de surfistas a una competencia internacional. La leyenda cuenta que dos lugareños descubrieron el surf en un viaje hacia el sur. Al regresar, crearon sus propias tablas y nació una nueva comunidad.
Cerca de la playa Haukland hay una franja de arena blanca y agua turquesa que recuerda a una isla caribeña. Aunque no está permitido acampar, es un lugar perfecto para almorzar o pasear.
Unos kilómetros más al norte se encuentra la más famosa de las playas de Lofoten. La playa Uttakleiv está orientada hacia el norte, por lo que atrae a un gran número de cazadores de auroras, mientras que acampar bajo el sol de medianoche en la misma playa o en los prados cercanos es muy popular en el verano.
Paisaje accidentado
Playa Unstad
Haukland
Playa de Skagsanden
Playa de Ramberg
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Oportunidades de senderismo
Más playas salpican el tramo costero de la E10 alrededor de las pequeñas comunidades de Flakstad y Ramberg en la costa norte de la isla Flakstadøya.
La mejor de todas ellas es la playa Skagsanden, un paraíso para fotógrafos y cazadores de la aurora boreal durante todo el año gracias a su orientación septentrional y el impresionante telón de fondo de la montaña Hustinden.
La caminata de dos a tres horas hasta la cima de la montaña de 690 metros de altura es una forma estupenda de pasar el día.
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A pesar de sus arenas doradas, sus aguas turquesas poco profundas y los escarpados acantilados de la montaña Ryten que hacen de esta una de las playas más pintorescas de las islas, la playa Kvalvika a menudo está desierta porque solo se puede acceder a ella a pie.
La caminata de una hora es sencilla, pero el sendero rocoso puede ser algo resbaloso después de la lluvia.
Aunque no existen instalaciones está permitido acampar en las dunas cubiertas de hierba y en la playa y, de hecho, se recomienda en verano para una vista excepcional del sol de medianoche.
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"No hay casas, ni cables eléctricos, solo tú y un sendero. La escala, el aislamiento y el drama de estas playas son incomparables", dice Cody Duncan, un fotógrafo profesional de paisajes originario de California que ahora considera que los senderos de Lofoten son su casa.
El turismo tiene un precio
A pesar de que la belleza de Lofoten es un gran atractivo para el turismo, las autoridades locales están atrapadas en un dilema. Cada verano las quejas de los locales se hacen más fuertes. En Noruega el derecho al libre tránsito en la naturaleza permite acampar en esas zonas naturales, pero no todos los visitantes recogen la basura que dejan y el tráfico es un problema cada vez mayor.
"El gobierno local necesita reaccionar antes de que sea demasiado tarde. Se ha hablado de poner baños públicos en algunos lugares y un autobús shuttle desde una escuela cercana hasta el comienzo del sendero en la playa Kvalvika, por ejemplo, pero aparte de algunos trabajos de mantenimiento de senderos y señalización básica, no ha habido mucha acción", dice Duncan.
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Más allá de las playas y el senderismo, Lofoten ofrece mucho para el viajero curioso y aquellos que solo desean relajarse.
Aunque existen hoteles de servicio completo en el atractivo puerto de Svolvær, la ciudad más grande de las islas, hay otra clase de alojamiento disponible. Se puede alquilar una sencilla cabaña de madera (hytte) o una tradicional cabaña de pescadores (rorbu), para una experiencia más tranquila.
Playa Kvalvika
Puerto de Svolvær
Anomalía climática
Destino remoto
Arena dorada
Llegar allí es parte de la diversión
Llegar a Lofoten es la mitad de la diversión. La aerolínea doméstica Widerøe está ensayando vuelos directos desde Oslo a Svolvær, pero estos son caros y poco frecuentes.
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Una forma mucho más divertida es volar a Bodø, luego tomar el ferri para pasajeros a Svolvær o el ferri para vehículos a Moskenes. Ambas rutas toman solo tres horas y la expectativa que genera ver el archipiélago a lo lejos vale muy bien el precio.
Si no tienes prisa por llegar a Bodø, el tren desde Oslo que pasa por Trondheim es la opción más barata, y permite hacer una parada en la histórica capital vikinga. La primera etapa del viaje en tren te lleva a lo largo de las montañas Dovre, hogar del buey almizclero y del reno.