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Inflación, inseguridad y apoyos gubernamentales moldean el gasto en México

Los mexicanos se sienten en una situación económica más favorable en comparación con 12 meses atrás, lo que les permite adquirir bienes durables y semidurables, desde autos hasta electrodomésticos.
mié 26 junio 2024 05:20 AM
Consumo en México.
Hacia finales de año se espera que el consumo mantenga su ritmo, una vez que los compradores recuperen confianza y se haya disipado el impacto de las elecciones presidenciales en el país.

Los compradores han mostrado optimismo al llenar sus carritos de compra. A pesar de la aún elevada inflación registrada durante los primeros cinco meses del año, los mexicanos están dispuestos a gastar, aunque con variaciones marcadas por las actividades económicas y los apoyos gubernamentales.

Raquel Jiménez, directora de Customer Success en Nielsen IQ México, comenta que el panorama de consumo es positivo, reflejado en una desaceleración en los aumentos de precios. Esto no significa una reducción de precios, sino que los incrementos son menores en comparación con el año pasado, cuando la inflación alcanzó niveles históricos.

Además, los mexicanos se sienten en una situación económica más favorable en comparación con 12 meses atrás, lo que les permite adquirir bienes durables y semidurables, desde autos hasta electrodomésticos. Sin embargo, el ánimo de compra no es uniforme en todo el país, dado que el desarrollo industrial y los diferentes apoyos sociales del gobierno federal influyen en las decisiones de consumo.

En el estudio "México: un país de contrastes, de desafíos y de oportunidades", Nielsen IQ analiza los comportamientos de consumo afectados por los desarrollos económicos de cada región.

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El consumo en regiones manufactureras

En el país, la industria manufacturera impulsa el crecimiento de varios estados. Este es el caso de Nuevo León, los estados fronterizos con Estados Unidos, Jalisco, y la región del Bajío, que incluye San Luis Potosí, Guanajuato, Querétaro y el Valle de México.

En estas áreas se concentra un gran número de personas de nivel socioeconómico alto, quienes priorizan la compra de productos saludables, de bienestar y con un enfoque en la sustentabilidad.

El consumo anclado al turismo

El turismo fue uno de los sectores más afectados por los cierres económicos para contener los contagios de covid-19. No obstante, Nielsen IQ estima que este año experimentará una recuperación completa, especialmente en destinos como la Riviera Maya, Los Cabos y la Península de Nayarit.

En estas áreas, hay una oportunidad para expandir la oferta de bebidas y golosinas, ya que los turistas buscan productos de consumo rápido durante las temporadas vacacionales.

El consumo impulsado por los programas sociales

Los programas sociales están adquiriendo mayor relevancia en el país. Según Nielsen IQ, en 2020, el 25% de los hogares recibió algún tipo de apoyo económico del gobierno, lo que representa un aumento de 15 puntos porcentuales respecto a 2010. Este impacto es notable en estados donde hasta el 40% de la población recibe estos recursos, como Guerrero y Oaxaca, o donde desciende al 30%, como Yucatán. Sin embargo, este aumento no necesariamente se traduce en un incremento significativo del gasto, según Raquel Jiménez.

"Estamos hablando de que el 64% de la población pertenece al nivel socioeconómico bajo. Por lo tanto, recibir estos apoyos sí tiene un impacto, pero estos fondos suelen destinarse principalmente a alimentos, que son la parte más básica del consumo diario. Estas regiones todavía no han experimentado un aumento notable en el consumo", explicó.

Estos consumidores buscan maximizar el valor de su dinero, optando por productos que cuestan menos de 20 pesos y marcas accesibles. Los canales de compra más importantes son los tradicionales, mayoristas y tiendas de descuento.

El gasto asociado a la inseguridad

La inseguridad impacta en las decisiones de compra de los mexicanos. En México, el 61% de los adultos considera que su ciudad es insegura, destacando lugares como Fresnillo (Zacatecas), Naucalpan (Estado de México), Chilpancingo (Guerrero) y Cuernavaca (Morelos), donde esta percepción alcanza un 85%.

En estas áreas, la canasta básica muestra signos de recuperación y existe demanda para productos indulgentes, destinados a ocasiones especiales en el hogar, como café, condimentos, pan dulce envasado y leche condensada para postres. El consumo de productos indulgentes en estas áreas puede entenderse como una respuesta psicológica a la constante ansiedad generada por la inseguridad. La comida puede tener un efecto paliativo, ayudando a contrarrestar el estrés y la ansiedad.

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Tendencias de consumo

Raquel Jiménez, directora de Customer Success en Nielsen IQ México, señala que los contextos diversos de los mexicanos influyen en sus decisiones de compra. Observa que los estados con un fuerte sector manufacturero y turístico suelen tener índices elevados de niveles socioeconómicos altos y medios, mientras que los programas gubernamentales y la inseguridad afectan más a los niveles socioeconómicos bajos.

En los estratos más altos, el ingreso mensual promedio de los hogares alcanza aproximadamente 50,300 pesos, mientras que en los niveles medios ronda los 21,200 pesos, y para los hogares de bajos ingresos, el promedio es de 9,600 pesos.

"Esta diferencia representa una brecha significativa, donde el nivel socioeconómico alto tiene ingresos más de cinco veces superiores en promedio respecto al nivel bajo", explica Jiménez.

Esta disparidad de ingresos se refleja en los patrones de gasto. Por ejemplo, en los estratos altos, aproximadamente el 30% del presupuesto se destina a alimentos y bebidas dentro del hogar, mientras que en los estratos bajos este porcentaje asciende al 41%. Es decir, cerca de cuatro de cada diez pesos que reciben estos hogares de bajos ingresos se destinan a alimentos y bebidas para consumo en casa. Además, los patrones de consumo varían significativamente entre estos grupos.

En la categoría de Higiene y Belleza, los hogares de alto nivel socioeconómico muestran mayor interés, mientras que los de bajos ingresos priorizan la compra de productos esenciales. Según los especialistas, hacia finales de año se espera que el consumo mantenga su ritmo, una vez que los compradores recuperen confianza y se haya disipado el impacto de las elecciones presidenciales en el país.

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