En otro cartel se detalla un código de conducta para las protestas, con propuestas como "proteger y colaborar completamente con el personal de los servicios de emergencia" y "si sospechas que has descubierto a un infiltrado, no ataques así nada más".
Los grupos demócratas tradicionales también han tomado medidas para recuperar el control del impulso, si no es que del movimiento.
Las protestas prodemocracia tradicionalmente atraen a gente de varios estratos de la sociedad hongkonesa. Muchas personas subrayan que es posible respaldar al movimiento de protesta actual y estar en contra de los actos de una minoría violenta.
Una de las principales pruebas a las que se enfrentará este apoyo tendrá lugar el domingo. El Frente por los Derechos Humanos y Civiles, que organizó dos mítines antigobierno masivos en junio, en los que se afirma que participaron dos millones de personas, llamó a una marcha cuyo lema será "los manifestantes pacíficos, racionales y no violentos destacan".
Está por verse si estos esfuerzos rinden frutos. Los intentos previos de recuperar la calma se han perdido entre los gases lacrimógenos y las tácticas agresivas de la Policía; a muchos manifestantes también les enfurece y les indigna que el gobierno no haya reaccionado a las manifestaciones masivas pacíficas y creen que la violencia es la única forma de incrementar la presión.
Esa furia y esa frustración han llevado a que algunos manifestantes, mayormente jóvenes, adopten una postura nihilista y amargada. Esto quedó patente el martes en las respuestas de algunos de los manifestantes a las inquietudes sobre la integridad de Xu, quien yacía inconsciente en un carrito portaequipaje mientras los manifestantes afirmaban que "estaba fingiendo".
¿Qué pasará si se muere? "¿A quién le importa?", dijo uno de los manifestantes, quien por el caos no dijo su nombre.
¿Qué crees que pasará si de verdad es policía y se muere porque no dejaron que entraran los paramédicos? "Pues cerrarán Hong Kong. ¡Qué bueno! ¡Estamos listos, eso es lo que queremos!".
El artículo anterior se basa en varias horas de trabajo periodístico en el aeropuerto de Hong Kong durante la detención de Xu y en entrevistas con participantes y transeúntes.