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¿Por qué los legisladores en EU están estancados en temas como armas y clima?

Varios representantes de estados del interior, preponderantemente blancos y rurales, imponen vetos en las discusiones sobre control de armas y cambio climático.
mié 04 septiembre 2019 05:04 AM
Preocupación creciente
Cada vez más personas creyentes están preocupadas por el cambio climático, principalmente por huracanes como Dorian.

(CNN)- Hay una dinámica política que prácticamente garantiza que el Congreso de Estados Unidos siga atrapado en un callejón sin salida respecto a la violencia con armas de fuego —como los tiroteos masivos del fin de semana en Texas — y el riesgo del cambio climático, ilustrado en el feroz huracán Dorian que amenaza al sureste del país.

Ambos temas ponen de relieve el veto de facto que el Senado concede a un grupo de estados del interior del país, en muchos casos más pequeños, preponderantemente blancos e intensamente rurales y con lazos profundos con la industria de los combustibles fósiles y una cultura de uso de armas muy arraigada.

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Estos estados, situados principalmente en el sur, las llanuras y las montañas del oeste, dan a los republicanos suficientes escaños en el Senado para mantener el obstruccionismo ante cualquier acción relativa a las armas o al cambio climático pese a que las encuestas muestran que la mayoría de los estadounidenses está a favor de que el gobierno federal tome medidas respecto a ambos.

Aunque los demócratas conservaran el control de la cámara baja en 2020, recuperaran la Casa Blanca y obtuvieran la mayoría en el Senado, esta dinámica regional prácticamente garantiza que los republicanos seguirán teniendo el poder de bloquear cualquier proyecto de ley que represente una respuesta ambiciosa a cualquiera de estos desafíos.

Esa es la razón por la cual son cada vez más los observadores demócratas que creen que si el partido recupera el control unificado del gobierno en 2020, es probable que el cambio climático y el control de armas sean los dos temas que generen más presión para eliminar las obstrucciones, que se traducen en los 60 votos necesarios para promover la aprobación de leyes en el Senado.

En ambos temas, los partidos están separados por una profunda brecha regional con componentes culturales y económicos.

Emisiones de carbono y posesión de armas de fuego

Los republicanos tienen una marcada mayoría en el Senado gracias a los estados en los que es mayor la cantidad de habitantes que posee armas. Controlan incluso más escaños que los estados más íntimamente relacionados con la economía de los combustibles fósiles si se toma como parámetro la porción de emisiones de carbono por dólar de producción económica, según cifras del gobierno federal.

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Una mayoría preponderante de estados que encabeza ambas listas también votó por Donald Trump en 2016. Los estados con menos propietarios de armas y menos emisiones de carbono por dólar de producción económica respaldaron mayormente a Hillary Clinton en 2016 y votaron mayormente por demócratas en las elecciones al Senado.

En gran medida, la clasificación de estados por población propietaria de armas de fuego y por emisiones de carbono se empalma. Pasa lo mismo con las listas de estados según la exposición a otros parámetros de cambio social o económico, como la proporción de habitantes que trabaja en empleos de la era de la información digital o el porcentaje de inmigrantes en la población .

Como he escrito en otras ocasiones, esto significa que los republicanos ahora dependen principalmente de los estados y de los electores que tienen menos contacto con —y que dudan más de— los cambios demográficos, sociales y económicos que están transformando a Estados Unidos en el siglo XXI, mientras que los demócratas dependen más de los lugares y los electores que reciben mejor estos cambios.

Esa brecha fundamental entre los partidos ha originado una dinámica en la que la mayoría de los republicanos del Congreso se siente cómoda ignorando lo que, según las encuestas, es una mayoría nacional clara respecto a las acciones relativas a las armas de fuego y al consenso creciente respecto a la respuesta federal al cambio climático, temas que se tratarán en una asamblea comunitaria que CNN llevará a cabo con 10 de los precandidatos demócratas a la presidencia la noche del miércoles 4 de septiembre .

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Tomemos por ejemplo las armas de fuego. Las encuestas han demostrado constantemente que alrededor del 90% de los estadounidenses está a favor de exigir revisión universal de antecedentes para la venta de armas de fuego , incluso en convenciones o en internet. Esa cifra incluye a casi el 90% de los republicanos y de los propietarios de armas de fuego.

La prohibición a los rifles de asalto sigue siendo más polémica, pero en vista de la incidencia constante de tiroteos masivos en años recientes, alrededor de tres quintas partes de los estadounidenses ahora manifiestan que están a favor de una prohibición de ese tipo.

En una encuesta que la Universidad de Quinnipiac publicó a finales de agosto se determinó que cuatro quintos de los estadounidenses están a favor de que se exija que todos los propietarios de armas soliciten licencia y casi la mitad respalda que se lleve a cabo un programa de recuperación de los fusiles de asalto que están en circulación actualmente, dos ideas que yacen en los extremos de las políticas de control de armas y que algunos de los precandidatos demócratas a la presidencia están promoviendo.

Las elecciones de 2018 cambiaron la cámara baja

Durante años, el desfase geográfico en la Cámara de Representantes impidió que este sentir nacional se tradujera en políticas.

Muchos diputados republicanos ocupaban escaños de suburbios de zonas metropolitanas importantes en las que ha aumentado el apoyo al control de armas en años recientes, pero votaron en contra, en línea con su partido y con la Asociación Nacional del Rifle (NRA). Sin embargo, en noviembre pasado, los defensores del control de armas derrotaron a 40 diputados republicanos que tradicionalmente siguen la línea de la NRA. Con esto se creó una mayoría urbana-suburbana clara para las acciones sobre armas en la cámara baja: hace unos meses, los diputados aprobaron un proyecto de ley sobre la revisión universal de antecedentes; todos los demócratas, salvo dos, respaldaron el proyecto. Esto contrasta profundamente con la década de 1990, cuando los demócratas tenían muchos de los distritos rurales y proletarios y 69 diputados demócratas votaron contra el proyecto de ley Brady, con el que se implementaría un sistema de revisión de antecedentes para compras de armas en tiendas.

Ahora, la cámara baja está estudiando un proyecto de ley para prohibir los cargadores de alta capacidad y está evaluando, con más cautela, si también promueve la prohibición de los fusiles de asalto. Cualquier votación al respecto será reñida, pero el Partido Demócrata, con sus bases metropolitanas modernas, está en una posición mucho más fuerte para conseguir el respaldo de la mayoría para el control de armas que en cualquier otro momento de su historia, ya que ahora depende mucho menos de los distritos rurales, proletarios y de estados del Sur.

Sin embargo, la dinámica geográfica en el Senado prácticamente garantiza el fracaso de todas estas medidas. Eso se debe a que en los estados con una mayor población propietaria de armas se ha elegido a los republicanos suficientes para mantener la obstrucción a cualquier medida significativa de control de armas. Aunque las encuestas muestran que la mayoría de los propietarios de armas está a favor de medidas como la revisión universal de antecedentes y la expedición de licencias de posesión de armas (aunque no de la prohibición a la posesión de rifles de asalto), los representantes electos en esos estados han dejado en claro que les preocupa más la reacción de la NRA y de otros segmentos de las organizaciones de propietarios de armas hostiles a las restricciones.

La inclinación al Partido Republicano de los estados con mayor proporción de propietarios de armas es dramática. En un estudio académico de 2015, en el que se calculó la proporción de propietarios de armas en cada estado , se llegó a la conclusión de que en 19 estados, el 35% de la población o más posee armas de fuego. Hoy, los republicanos ocupan 27 de los 38 escaños del Senado correspondientes a esos estados y Trump ganó en 15 de ellos. (Las principales excepciones demócratas en estados con mayor proporción de propietarios de armas fueron Nevada, Nuevo México, Minnesota y —inesperadamente— Hawái).

Según el estudio, en otros diez estados, entre el 30 y el 35% de la población posee armas. Los republicanos ocupan 17 de los 20 escaños correspondientes en el Senado y Trump ganó en nueve de ellos. Colorado fue el único estado del grupo en el que Clinton ganó.

En los 21 estados restantes, menos del 30% de la población posee armas, según el estudio. Los demócratas ocupan 33 de los 42 escaños del Senado correspondientes y solo en seis de esos estados ganó Trump. (Estas excepciones comprenden a los estados decisivos de Pennsylvania y Michigan, así como a Carolina del Norte y Ohio, estados con tendencias republicanas, y Missouri y Nebraska, estados tradicionalmente republicanos).

Los 21 estados con el menor índice de posesión de armas tienen dos veces más población que los 19 estados con los índices más altos. Los estados con bajo índice de posesión de armas tienen 30 millones de habitantes más que los 29 estados en donde la proporción de habitantes que poseen armas supera el 30%.

Sin embargo, los 44 senadores republicanos de los estados con mayor proporción de habitantes propietarios de armas tienen votos más que suficientes para obstruir indefinidamente cualquier medida extensiva de control de armas sin importar lo que el país opine al respecto.

Aumenta la cantidad de 'creyentes preocupados' por el cambio climático

La gran amenaza que representa el huracán Dorian ilustra que la misma dinámica gobierna la política sobre el clima. Los científicos dicen que aunque el cambio climático no provoca que haya más huracanes, el calentamiento del aire y el agua incrementa la probabilidad de que los huracanes que se desarrollan traigan vientos más intensos y más lluvia. "En otras palabras, con el cambio climático es más probable que los huracanes alcancen la categoría 4 y 5 y es más probable que haya daños catastróficos", escribió Kristina Dahl, climatóloga de la Union of Concerned Scientists .

Dorian, que ha generado algunas de las rachas de viento más intensas de las que se tiene registro, está pasando sobre aguas del Atlántico un grado más cálidas que antes, según informó Dahl. El aumento del nivel del mar también incrementa el riesgo de que se generen marejadas de tormenta más grandes que inunden las zonas costeras.

En el tema del cambio climático, la opinión pública no se ha unido detrás de una exigencia de acción tan clara como en el tema del control de armas. Sin embargo, según una encuesta reciente de Gallup , dos tercios de los estadounidenses dijeron que creen que las actividades humanas están causando el cambio climático y tres quintos dijeron que creen que los efectos del cambio climático ya empezaron. Gallup señaló por primera vez que la mayoría de los estadounidenses que se consideran "creyentes preocupados" están convencidos de que el cambio climático está en marcha y de que representará una amenaza grave a lo largo de su vida.

En otra encuesta que Gallup llevó a cabo en los primeros meses del año, tres quintos de los estadounidenses dijeron que estaban a favor de "propuestas que reduzcan radicalmente el uso de combustibles fósiles como gasolina, petróleo y carbón" para reducir las emisiones de carbono. Esa cifra aumentó a casi siete de cada diez entre las personas con título universitario y a casi ocho de cada diez entre los adultos mayores de 34 años, según Gallup.

Como pasa con las armas, la evolución de la coalición demócrata, que ha reducido su dependencia de los electores rurales y proletarios y que ha trasladado su eje a las zonas metropolitanas, ha facilitado que el partido logre consensos en temas climáticos. Hace unos meses, la cámara baja aprobó una ley con la que se presiona al gobierno estadounidense a volver a incorporarse al acuerdo para el clima de París .

Todos los precandidatos demócratas a la presidencia han presentado planes ambiciosos para hacer la transición hacia una menor dependencia de los combustibles fósiles, aunque sigue habiendo desacuerdos respecto a si es prudente llegar tan lejos y tan pronto como proponen la diputada por Nueva York, Alexandria Ocasio-Cortez, y otros en el Green New Deal .

Sin importar que logren aprobar los demócratas en la cámara baja, ahora o más adelante, se enfrentan a la resistencia impenetrable de lo que yo he llamado "el bloqueo pardo" en el Senado. Como pasa con la posesión de armas, los estados más relacionados con la economía de los combustibles fósiles han creado una falange republicana lo suficientemente fuerte como para obstruir cualquier acción significativa respecto al cambio climático.

El gobierno federal mide la "intensidad de carbono" de cada estado con base en la cantidad de carbono que emite por cada dólar de producción económica. Los estados que encabezan esta lista son los que producen más combustibles fósiles o, en menor medida, los que los consumen para la manufactura o actividades agrícolas.

En los 20 estados que emiten más carbono por dólar de actividad económica —todos situados a lo largo de ambas costas—, los republicanos ocupan 35 de los 40 escaños del Senado. Tan solo los seis senadores republicanos adicionales de los siguientes cinco estados de la lista aportan los votos suficientes para mantener la obstrucción a las acciones climáticas. Cuarenta y siete de los cincuenta y tres senadores republicanos representan a los 30 estados que encabezan la lista de "intensidad de carbono". Trump ganó en 27 de esos 30 estados.

Por otro lado, Clinton ganó en 17 de los 20 estados con menos emisiones de carbono por dólar de actividad económica (la excepción fueron Georgia, Florida y Carolina del Norte). En esos estados, ubicados principalmente en la Costa Este y Oeste, se ha elegido a demócratas para ocupar 34 de los 40 escaños que les corresponden en el Senado.

Estos 20 estados con menos emisiones de carbono representan el 53% de la población nacional; sin embargo, la regla de dos senadores por estado que contempla la Constitución, magnificada por el peso del obstruccionismo, se traduce en un veto de facto a las políticas climáticas de parte de los estados más íntimamente ligados a la economía de los combustibles fósiles aunque representen a una minoría de la población.

El obstruccionismo, factor crucial

Los debates sobre armas y cambio climático suelen enfrentar a los mismos estados. Al menos el 30% de la población tiene armas en 18 de los 20 estados que emiten más carbono por dólar de actividad económica. Desde la perspectiva contraria, 13 de los 19 estados que tienen más propietarios de armas (el 35% de la población o más) también están entre los 20 estados con más emisiones de carbono por dólar.

Los 13 estados que están casi en la punta de ambas listas son, predominantemente, estados del interior con grandes industrias energéticas o manufactureras, tales como Wyoming, Montana y Dakota del Norte en el segmento Norte; Louisiana, Arkansas, Alabama y Mississippi en el segmento Sur, y Virginia Occidental y Kentucky en los estados limítrofes.

Por otro lado, 15 de los 21 estados en los que menos del 30% de la población posee armas también están entre los 20 estados que menos carbono emiten por dólar de actividad económica. Los estados que están en los últimos lugares de ambas listas son, mayormente, estados costeros que han hecho una transición sustancial a la economía de la información y que han trasladado su generación de energía eléctrica a fuentes renovables y al gas natural. Entre ellos están California, Oregon y Washington en la Costa Oeste; toda Nueva Inglaterra (excepto Maine), Nueva York, Nueva Jersey, Maryland y Virginia en la Costa Este, e Illinois en el Medio Oeste. (Carolina del Norte es el único estado de ambas listas que tiene tendencias más republicanas).

Las armas y el clima son dos de los temas en los que las prioridades y las tendencias de estos Estados Unidos tan diferentes colisionan con mayor espectacularidad. Es posible que la sola magnitud del daño que provocan cambie tanto el equilibrio que suscite la acción en algunos estados que tienen a los representantes electos que más se oponen a ello y que están en mayor riesgo de sufrir daños por huracanes, como Florida, Carolina del Norte y Texas.

A corto plazo es más probable que, sin importar cuántos tiroteos masivos y huracanes sacudan al país, no habrá un consenso respecto a cómo hay que reaccionar. Estos temas se perfilan como los dos ámbitos principales en los que se librará la batalla por el control de los rumbos de la nación, por lo que Estados Unidos ha sido y aquello en lo que se está volviendo. Además, el factor decisivo de esa batalla podría ser que el obstruccionismo del Senado sobreviva la próxima vez que los demócratas logren tener un control unificado de Washington, en 2020 o más adelante.

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