Bolsonaro no hizo mención a los 137,000 muertos y 4.5 millones de contagios dejados hasta ahora por la pandemia en Brasil, pero hizo un repaso de las medidas adoptadas por su Gobierno ante la crisis sanitaria, sobre todo en el plano económico, con la asistencia a los más pobres y desempleados y a las pequeñas y medianas empresas.
El mandatario se opuso a las medidas de confinamiento decretadas por los gobernadores, alegando su impacto económico.
Contra la dictadura bolivariana
En su segundo discurso ante la ONU, Bolsonaro volvió a calificar de "dictadura bolivariana" al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela.
También apuntó a Venezuela al recordar el derrame petrolero que en agosto de 2019 afectó a nueve estados de la costa noreste de Brasil.
"En 2019, Brasil fue víctima de un derrame criminal de petróleo venezolano, vendido sin control, que provocó serios daños al medio ambiente y a las actividades de pesca y turismo", dijo Bolsonaro, a pesar de que en agosto la Marina brasileña concluyó la primera fase de las investigaciones sin señalar culpables ni el origen del derrame.
Dijo que Brasil trabaja en América Latina por "la preservación del orden democrático", expresó que "la libertad es el mayor bien de la Humanidad" y, en ese sentido, pidió al mundo una amplia "libertad religiosa" y combatir lo que tildó de "cristofobia".
También sostuvo que, en el "campo humanitario", Brasil es "una referencia internacional" gracias al programa de acogida a los ciudadanos que llegaron al país huyendo de la crisis "creada por la dictadura".
Según Bolsonaro, "la cooperación entre los pueblos no puede estar separada de los derechos humanos y la libertad", por lo que Brasil y su política externa están "comprometidos con la paz y la seguridad internacional, el respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales".