"No nos van a intimidar"
El gobierno ha vinculado a Guevara y a su padre político Leopoldo López con los enfrentamientos violentos de la semana pasada en una barriada caraqueña, que dejaron al menos 26 muertos.
Guevara, ex líder estudiantil de 35 años, fue acusado de incentivar la violencia en protestas que buscaban la salida de Maduro y dejaron unos 125 muertos entre abril y julio de 2017. Tras la autorización de enjuiciarlo, se refugió en la embajada de Chile hasta que Maduro lo indultó y salió en libertad en septiembre del año pasado.
Su detención se produce en momentos en que la oposición y el gobierno buscan sentarse para retomar negociaciones, a pocos meses de celebrarse elecciones regionales en el país.
Los gobiernos de Estados Unidos y Colombia, que reconocen a Guaidó como presidente encargado de Venezuela, entre unos 50 países, condenaron los hechos.
"Instamos a la comunidad internacional a unirse a nosotros en la condena de estos actos y a exigir la liberación de todos los detenidos por razones políticas", escribió en Twitter Julie Chung, la secretaria de Estado adjunta para las Américas de Estados Unidos.
"La comunidad internacional debe exigir que cesen estos actos arbitrarios, y se liberen todos los presos políticos. ¡Nuestra solidaridad con Venezuela!", escribió por su parte la cancillería de Colombia.
Guevara formó parte del grupo opositor que se reunió la semana pasada con una delegación de la Unión Europea que estudia la posibilidad de enviar una comisión de observación electoral para esos comicios, previstos para el 21 de noviembre.
El dirigente formó igualmente parte del Parlamento electo en 2015, que presidió Guaidó y que es reconocido como legítimo por Estados Unidos.
No obstante, un nuevo Congreso con aplastante mayoría chavista inició funciones en enero luego de que la oposición se marginó de las legislativas de diciembre pasado.
"No nos van a intimidar, vamos a seguir ejerciendo nuestras funciones (...), la persecución ni nos ha detenido ni nos va a detener", aseguró Guaidó.
Al salir la camioneta con los presuntos efectivos, un grupo de vecinos golpeaba las ventanillas pensando que Guaidó estaba detenido.