AMLO planteaba la posibilidad de finalizar el confinamiento el 10 de mayo y había ofrecido, para mitigar el impacto económico del virus, miserables créditos para pymes, además de reducir los salarios de los trabajadores del Estado y cancelar su aguinaldo; recortar el presupuesto público de varias secretarías y continuar con sus programas sociales.
El criterio se modificó el jueves 16: un grupo de científicos propuso ampliar el confinamiento hasta el 30 de mayo y en cuanto al plan de apoyo económico anunció un millón de nuevos créditos, por 25,000 cada uno, para las empresas que conserven su plantilla laboral y no hayan reducido sueldos en los últimos 3 meses (de todos modos, una miseria).
Varios países del otro lado del mundo, aun cuando no han salido de la pandemia, ya están pensando en los siguientes pasos a dar. Tienen claro que, por ejemplo, los programas de salud pública aplicados hasta hoy tendrán que ser modificados hacia la prevención a través de: pruebas a gran escala, vigilancia sofisticada en tiempo real, rastreo riguroso de contactos, y cuarentena rápida y específica para aislar casos y contactos.
Pero así como gobiernos responsables ya están pensando en los siguientes pasos luego de finalizada la crisis, hay empresas que empiezan a preocuparse por cómo ser resilientes ante esta crisis, es decir, cómo salir fortalecidos y sentar una cultura que permita hacer frente a cualquier nueva situación de riesgo.
Whispir, una plataforma de comunicación en la nube define la resiliencia corporativa como: “la habilidad de una organización para responder y adaptarse a los cambios dinámicos en el panorama de operaciones –oportunidades, demandas, disrupciones o amenazas- para continuar operando con un impacto limitado para el negocio en el corto y largo plazos”.