Pero lo anterior no solamente queda fuera de las manos de quienes deberían ser los más interesados en que eso ocurra, desde la perspectiva de un mayor crecimiento del e-commerce (los retailers o cualquier otro tipo de empresa que venda sus productos o servicios en línea), sino que no es una tarea ni tan sencilla ni tan rápida de lograr como suena solamente el decirlo, sino más bien una transformación multivariable que depende también de muchos jugadores.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera más recientemente elaborada (ENIF 2018) por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (“INEGI”), en los últimos seis años registrados en dicha encuesta se dieron importantes avances en materia de inclusión financiera, puesto que el número de personas adultas que cuenta con una tarjeta de crédito o de débito creció a doble dígito.
Sin embargo, al analizar cómo las personas integran los servicios financieros a sus actividades cotidianas, la realidad muestra claramente que aún existe un largo camino por recorrer, ya que hasta ahora la “inclusión financiera” ha servido más como un medio por el cual la gente accede al efectivo, pero se observa que para todos los tipos y tamaños de transacciones medidas en la encuesta, el efectivo es POR MUCHO el medio predominante de pago utilizado (93% en promedio, contra un 4% con tarjeta de débito y 1% con tarjeta de crédito).
Siendo así esta cruda realidad, toca entonces pensar en aquellas formas en que las propias empresas proveedoras de productos y servicios en línea puedan lidiar con esto y trabajar creativamente en lo que sí está bajo su control: Flexibilizar y viabilizar sus métodos aceptados de pago y, aunque ya hemos visto un gran avance, yo me atrevería a pensar en que para los más visionarios y enfocados en la experiencia del cliente lo mejor está apenas por venir:
Consideremos como ejemplo algunas acciones de grandes jugadores como Amazon y Mercado Libre, que actualmente ofrecen la opción de utilizar sus propias tarjetas de prepago, recargas anticipadas en su monedero electrónico o pagos mediante dinero en efectivo a través de tiendas de conveniencia como Oxxo y 7-Eleven; incluso, hasta préstamos personales a través de figuras como Mercado Crédito. Todo esto abre grandes posibilidades para ser más incluyentes al habilitar al e-commerce como una real y masificada alternativa, brindando más opciones de pago que solo la tarjeta de débito o crédito.