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Exijamos nuestros derechos como compradores en redes sociales

Así como se logra difusión de productos también se pueden utilizar a las redes sociales para mediatizar algún caso con los vendedores formales e informales, considera Carlos Ramírez Castañeda.
mié 14 abril 2021 12:03 AM

(Expansión) - Un tema que ha causado muchas controversias en los últimos tiempos es sobre el comercio electrónico. Si bien existen plataformas a través de las cuales se tiene una mayor certeza, protección, garantía -y por qué no decirlo- apertura y transparencia hacia el consumidor final, también existen sitios abandonados por una carencia de políticas que reglamenten y protejan las compras de los usuarios. A esto me refiero con las compras de productos a través de redes sociales.

En todos mis años de consumidor a través de distintos sitios no había tenido una mala experiencia hasta el día 8 de abril con una triste “empresa” de impresión sobre diseños personalizados en stickers, pósters, jerseys, backplates, soportes para GPUs y demás productos.

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Sin mencionar literalmente el nombre, en mis redes sociales, particularmente en Twitter, podrán enterarse del caso con esta fecha. Lo anterior me dio apertura a pensar en las carencias que existen sobre protección directa al consumidor final.

En una sociedad digitalizada las empresas de cualquier tamaño, en especial las pymes, buscan acercamiento a la población a través de redes sociales, difundiendo contenido a través de grupos afines a su giro para así atraer a un mayor foco de consumidores. No existe como tal un resguardo al usuario final y ante casos de compradores molestos por las carencias de un servicio mediatizado nos podemos encontrar con algunas cosas como lo siguiente:

Actos de censura o temor a que otros usuarios sepan de la verdad, como borrar comentarios de los compradores que tienen una mala experiencia de la tienda para seguirse jactando de su “buena imagen”. Cuando se trata de deslegitimar, el comprador o usuario final tendrá el beneficio de la certeza en su argumento siempre y cuando existan medios probatorios que sustenten su dicho.

Utilizar vilmente fotografías del supuesto producto y entregar algo que es completamente distinto o para el caso dañado y seguirse jactando de ello como buena presentación al público es algo que debe analizarse desde un punto de vista con valores y la carencia de ética de las personas al frente de la empresa.

Indagar si es que hay algo real y tangible es necesario, no me refiero a los compradores agradecidos, que muchas veces se pueden maquillar con perfiles falsos con comentarios de adulación, sino a los comentarios sesgados y ocultos de los malos servicios, y sobre todo la atención al usuario en general.

Un detalle a tener en cuenta es sobre el engaño de “artículos nuevos”, para ello me referiré al caso concreto con el ejemplo de las prendas de ropa. Se supone que una prenda es nueva hasta el momento que alguien le da uso, esto basta con ponérsela. La pregunta es ¿qué pasa si por el hecho de subir el ego y crear publicidad engañosa, los artífices detrás de la tienda o producto lo visten para fotografía?

Al ser el usuario o comprador final el que recibe el mismo producto, nos damos cuenta de que no es algo nuevo, que ya ha sido utilizado, y en tiempos de pandemia, donde las disposiciones sanitarias en tiendas departamentales limitaron el probado de prendas, por lógica no esperemos menos de la gente que sin garantía vende algo en carácter de nuevo a través de redes sociales.

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Muchas de las empresas utilizan a un gestor de envíos o compañías de mensajería, aquí es donde buscan deslindarse de responsabilidades si el producto llega en malas condiciones, roto o dañado; lo cierto es que el usuario puede utilizar los canales de comunicación para revisar y reportar el estado del paquete. La responsabilidad es del vendedor o empresa por su mal embalaje y esto es alegable desde el momento que se abre el paquete.

Antes de comprar investiga bien el sitio. Si bien no hay una garantía a través de redes sociales, todos somos consumidores finales, así que debemos hacer valer nuestros derechos que la costumbre ha traído con ello, a la par de afirmar agotar los medios correspondientes para lograr levantar la voz.

Así como se logra difusión de productos también se pueden utilizar a las redes sociales para mediatizar algún caso con los vendedores formales e informales dentro de estas plataformas.

Exijamos nuestros derechos como compradores finales.

Nota del editor: Carlos Ramírez Castañeda es especialista y apasionado por el Derecho Informático, particularmente en ramas de Ciberseguridad, Cibercriminalidad y Ciberterrorismo. Tiene un Máster en Derecho de las Nuevas Tecnologías de la Información y Comunicaciones de Santiago de Compostela España, Doctor en Administración y Políticas Públicas de México. Es colaborador de diversas instituciones académicas y gubernamentales, profesional siempre interesado en temas de ciberprevención particularmente con sectores vulnerables. Síguelo en Twitter como @Ciberagente . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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