- Incapacidad para desaprender: Para innovar de forma disruptiva es necesario deshacerse de modelos de pensamiento establecidos o antiguas creencias, y sustituirlos por nuevos. Desaprender permite retar lo establecido y crear cosas antes impensables. Por ello, muchas de las innovaciones disruptivas provienen de empresas que no son de la industria (por ejemplo, Apple en la industria musical), pero son capaces de dar otro sentido y mirada a lo que se creía imposible.
- Falta de competencias distintivas: Ciertas competencias core, necesarias y adecuadas en el pasado, limitan la innovación disruptiva o evitan que se desarrollen nuevas competencias como alianzas externas, intraemprendimiento, experimentación, prospectiva, financiamiento corporativo a las nuevas ideas, gestión de portafolios, estrategia, etc.
- Expectativas financieras erróneas: La presión para generar retorno de la inversión perjudica a las innovaciones disruptivas. Al establecer métricas financieras agresivas, las empresas suelen dejar de lado mercados emergentes o tecnologías novedosas que aún no demuestran su potencial económico. Sin embargo, allí es donde surge lo disruptivo. Si Ford nunca creó Uber o Marriot un Airbnb es porque nunca vieron potencial en esos mercados y se basaron en métricas financieras como el ROI.
• Erróneos estudios de mercado: Los estudios de mercado sirven para desarrollar innovaciones incrementales, pero no para lo disruptivo. Por ejemplo, los análisis de mercado para el microondas o los teléfonos celulares fueron negativos en su momento; esto es porque es complicado analizar mercados inexistentes o muy emergentes.
Muchas empresas enfocan estos estudios en entender a los usuarios. En cambio, las empresas disruptivas optan por imaginar el futuro o hacer prospectiva, y empezar a crearlo desde el presente. Al inicio, estas innovaciones suelen ser poco óptimas o eficientes, pero con el paso de los años se robustecen. Esto pasó con las computadoras portátiles o internet, por ejemplo.
La innovación disruptiva no es sencilla, pero empezar por reconocer los factores que la limitan es un paso importante para las empresas que deseen crecer a largo plazo.
Nota del editor: Cristian Granados es profesor de EGADE Business School. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
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