(Expansión) - En 2019 y 2023 me convertí en padre y, con ello, asumí la misión de dotar a mis hijos con los cimientos necesarios para alcanzar su máximo potencial fisiológico, psicológico y creativo.
Debo reconocer que el enfoque en el desarrollo infantil de este artículo está diseñado para transformar los sesgos cognitivos de afectividad y sobreestimación de cada lector en aliados en lugar de enemigos. En otras palabras, para derribar los prejuicios que no admiten nuevas ideas o hábitos. Lo que sucede, es que los seres humanos, en el transcurso de la vida, construimos sistemas de creencias muy poco flexibles con base en aquello que nos hace sentir bien y cómodos a corto plazo, lo cual, temo decirles, que la mayoría de las veces desemboca en una visión incompleta o equivocada. Por esta razón, tendemos a considerar —ciegamente— como verídica la información que valida los hábitos que nos resultan placenteros y viceversa. Estos fenómenos de la mente son piezas elementales bien documentadas en la Economía Conductual.