La importancia de platicar con tu bebé
(CNN) - Esto puede sonar extraño, pero me parece que hablar con mi perro es mucho menos estresante que hablar con mi bebé. Tenían mucho en común: eran no verbales, dependían de mí para su bienestar, y ambos poseían lo que el zoólogo austriaco Konrad Lorenz llamó "esquema de bebé", es decir, la combinación de cabeza grande, cara redonda y ojos grandes que los humanos encontramos irresistiblemente tierna y nos motiva a cuidar a las criaturas vulnerables y necesitadas.
Sin embargo, la diferencia entre el perro y el bebé, radica en las consecuencias potenciales. Nadie te dice lo importante que es hablar con tu perro, pero todos te dicen lo importante que es hablar con tu bebé.
De acuerdo con la profusa investigación sobre la importancia de hablar con los bebés y niños pequeños, los primeros tres años de la vida de un niño son un período de desarrollo cerebral rápido y expansivo. Hablar con los niños pequeños ayuda a encender las conexiones que les permitirán procesar el lenguaje. Cuantas más palabras escuchen, más fuertes serán esas conexiones.
Lee: 11 consejos para que los niños aprendan a comer bien
Cuando hay tanto en juego, la ansiedad se apodera de nosotros. ¿Tengo que activar el chip de la narración constante cuando converso con mi hija de 18 meses, como una voz en off de mi propia vida? "Ahora mamá moja su cepillo de dientes. Ahora mamá pone el cepillo de dientes en su boca..." ¿O está bien dejar que todo se desarrolle un poco más orgánicamente, incluidos los descansos regulares para... me atrevo a decirlo… el silencio?
Conversar
“La capacidad de respuesta, ese ida y vuelta, esa conexión íntima real” es lo más importante cuando se habla con un bebé o un niño pequeño, según Alice Honig, profesora emérita del departamento de desarrollo humano y ciencia familiar de la Universidad de Syracuse y coautora de Talking With Your Baby.
Para los bebés esto significa hacer un pequeño sonido de "coo" y esperar, pacientemente, a que el bebé haga un "coo" en respuesta. Honig apunta que los padres y cuidadores deberían probar esto en etapas tempranas, incluso si el bebé no responde "coo" de inmediato.
Lee: Koala, el gadget inteligente para bebés, llega a México
"Les envía el mensaje de que ‘soy importante, alguien me está hablando, tengo que concentrarme’. Antes de que cumplan el mes, pueden concentrarse cuando hablamos con ellos".
Honig dijo que a medida que los bebés crecen es conveniente pasar de los "coos" a palabras y oraciones. Sin embargo, no hay que dejar de hablarles en el lenguaje que usamos los adultos con los bebés, que los expertos llaman "parentese". Es el tono musical con vocales largas que asociamos con el afecto.
Otra cosa importante a recordar es que aun cuando los niños todavía no pueden hablar, pueden comunicarse.
Lee: Los beneficios de la lactancia materna directa para el peso del bebé
Honig hace la distinción entre lenguaje expresivo y lenguaje receptivo. El primero es poder replicar. El último es poder entender lo que se dijo.
Las habilidades de lenguaje expresivo de mi hija de 18 meses tienen un mínimo apropiado para su edad. ¡Pero sus habilidades de lenguaje receptivo no son malas! El otro día, mi esposo y yo hablábamos sobre alimentar al perro, y nuestra pequeña, sin instrucciones, fue y agarró el tazón del perro y lo llevó a donde está la comida.
"Hay que estar muy atento al lenguaje receptivo", dijo Honig, explicando que así es como sabemos que el niño realmente entiende lo que está sucediendo a su alrededor y lo que se le está diciendo.
OPINIÓN: ¿Por qué el mundo enloquecerá por el bebé de Meghan y Enrique?
Honig alienta a los padres y cuidadores a cultivar estas habilidades receptivas, sobre todo haciendo preguntas. Ella dijo que los niños pequeños pueden beneficiarse de que se les hagan preguntas con respuestas de una palabra. ¿Manzana o pera? ¿Carrito o pelota? ¿Feliz o triste? (Las preguntas sobre la emoción son doblemente efectivas porque les enseñan cómo etiquetar y, en última instancia, entender sus sentimientos).
Los padres también deben hacer preguntas abiertas que empujen a los niños pequeños a pensar de manera crítica y creativa, lo que comunica que su opinión es importante. Pregunta a un niño pequeño si puede descubrir cómo evitar un charco en un parque o qué puede hacer con un montón de bloques o con una plastilina. Muchos responderán a través de sus cuerpos, incluso si no tienen palabras.
En cuanto al momento adecuado para todas estas etapas, a decir de Honig eso depende. "Deja que tu hijo te muestre en qué etapa está".
Lee: Un papá cansado crea un biberón radical para su bebé
La calidad puede importar más que la cantidad
En 2003 los investigadores Betty Hart y Todd R. Risley acuñaron el término " word gap", la brecha o el déficit de palabras, basándose en los hallazgos que los niños de bajos ingresos escuchan, en promedio, 30 millones de palabras menos a la edad de 3 años que sus pares en mejor posición económica. Como resultado, sus habilidades lingüísticas tendían a ser menos desarrolladas y tenían menos probabilidades de tener éxito en la escuela.
Sus hallazgos han sido criticados y confirmados a lo largo de los años, y se crearon muchas organizaciones sin fines de lucro e iniciativas gubernamentales para aumentar la cantidad de palabras que los niños escuchaban en sus primeros años.
Aunque este estudio como muchas de las intervenciones inspiradas en él son importantes, la discusión en torno al déficit de palabras suele ser confusa. El punto clave es que, cuando se trata de hablar con niños pequeños, lo que importa es el volumen.
Lee: La relación de un niño con la Inteligencia Artificial
"Mi percepción es que estamos llegando a un consenso en el campo, y varios estudios han encontrado que los tipos de conversaciones que tenemos con los niños son más importantes que la cantidad de palabras", dijo al respecto Kathy Hirsh-Pasek, profesora de psicología en la Universidad Temple y autora de varios libros sobre el desarrollo infantil temprano.
Al igual que Honig, Hirsh-Pasek señala que la clave es hacer que hablar con los niños pequeños se sienta lo más posible como una conversación. "Yo te respondí, y tú me respondiste, y ambos escuchamos lo que decía el otro. Es realmente importante para la especie humana; imagínalo como un pegamento humano... Esto es importante para la creación de áreas cerebrales, no tanto el número de palabras".
Hirsh-Pasek añadió que los padres no deberían sentir que tienen que narrar sus vidas y describir cada cosa a los niños. Es perfectamente aceptable, por ejemplo, empujar a un niño pequeño en un carrito por un pasillo del supermercado y no decir en voz alta el nombre de un solo artículo en el estante.
Lee: 10 errores que los padres cometen con los recién nacidos
Sin embargo, hay otra preocupación más: las pantallas. "Se habla mucho sobre el uso de los medios por parte de los niños, pero el problema real, con respecto al lenguaje y las conversaciones, no es el uso de los medios por parte de los niños, sino más bien el uso de los medios por parte de los adultos. Cuanto más miramos constantemente nuestro teléfono celular, más nos desconectamos, más nos alejamos de la conversación", dijo.
Hirsh-Pasek insta a los padres a guardar sus dispositivos lo más que se pueda durante la noche o los fines de semana. No solo estarán más dispuestos a participar en las conversaciones, sino que también tendrán más probabilidades de iniciar una.
Disfruta
Aunque parezca una locura comparar hablar con un bebé con hablar con un perro, creo que mi experiencia con cachorros me pudo haber enseñado un par de cosas sobre cómo comunicarme con los bípedos. Después de revisar la investigación y hablar con expertos, veo que la mejor manera de saber si te estás comunicando de manera productiva con un bebé es preguntarte: ¿Estoy disfrutando esto?
Lee: No presiones a tu hijo remilgoso... no funciona
Lo más probable es que, si estás sintiendo una conexión, inmerso en un momento compartido por dos, entonces tu bebé probablemente esté sintiendo lo mismo. Resulta que esa naturalidad desinhibida con la que me acerqué a hablar con mi perro no es un mal lugar para comenzar con nuestros hijos. Busca la alegría, disfruta de las curiosidades y es probable que todas las piezas encajen en su lugar.