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Assange transformó su refugio en un centro para interferir las elecciones de EU

El fundador de Wikileaks recibió en la embajada de Ecuador en Londres varios materiales relacionados con los comicios de 2016, según documentos obtenidos por CNN.
mar 16 julio 2019 05:04 AM
intimidación.
Assange aprovechó su cercanía con el canciller de Ecuador para amenazar a los empleados de la embajada en Londres donde vivió siete años.

ATLANTA (CNN)- Nuevos documentos obtenidos en exclusiva por CNN revelan que Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, recibió, en una serie de reuniones ocurridas en la Embajada de Ecuador en Londres, materiales potencialmente hackeados y relacionados con las elecciones en Estados Unidos de 2016.

Estos documentos desarrollan la posibilidad, planteada por el fiscal especial Robert Mueller en su informe sobre la interferencia rusa , de que varios mensajeros llevaran a dicha embajada archivos ciberpirateados sobre el Partido Demócrata y su entonces candidata Hillary Clinton.

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Los reportes de vigilancia también describen cómo Assange hizo de la sede diplomática una base de operaciones, y orquestó una serie de revelaciones perjudiciales que sacudieron la campaña presidencial entre Clinton y el republicano Donald Trump.

A pesar de estar confinado a la sede diplomática mientras tramitaba un salvoconducto a Ecuador, Assange se reunió con ciudadanos rusos y piratas informáticos de clase mundial en momentos críticos de la campaña, a menudo durante horas. También adquirió nuevos y potentes equipos de computación y de redes para facilitar la transferencia de datos, pocas semanas antes de que WikiLeaks recibiera materiales hackeados de agentes rusos.

Estos sorprendentes detalles provienen de cientos de informes de vigilancia compilados para el gobierno de Ecuador por la empresa privada española de seguridad UC Global, obtenidos por CNN. Los reportes relatan los movimientos de Assange en la embajada y brindan una ventana sin precedentes a su vida dentro de la sede diplomática. También agregan una nueva dimensión al informe de Mueller, que catalogó cómo WikiLeaks ayudó a los rusos a interferir en la elección de Estados Unidos.

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Un funcionario de la inteligencia ecuatoriana le dijo a CNN que los reportes de vigilancia son auténticos.

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Los registros de seguridad destacan que Assange manejó personalmente algunas de las publicaciones del material “directamente desde la embajada”, donde vivió durante casi siete años . Después de la elección presidencial en la que Trump resultó victorioso, la empresa de seguridad preparó una evaluación de las lealtades de Assange. Su informe, que incluyó información de fuentes abiertas, concluyó: “No hay dudas de que existen pruebas de la vinculación entre Julian Assange y los servicios secretos rusos”.

Assange siempre ha negado trabajar para el Kremlin y ha insistido en que la fuente de las filtraciones que perjudicaron al Partido Demócrata “no es el Gobierno ruso y no es un ente estatal”. Igualmente dijo que habría publicado información perjudicial del entonces candidato Trump si la hubiera recibido.

Estados Unidos anunció hace meses que formularía cargos penales contra Assange por su papel en las filtraciones de 2010 de cables diplomáticos secretos y bitácoras de guerra del Pentágono, que WikiLeaks obtuvo de la entonces analista de inteligencia del Ejército, Chelsea Manning. La policía británica arrestó a Assange en abril , luego de que el Gobierno ecuatoriano le revocara el asilo político otorgado en 2012 y autorizara el ingreso de las autoridades. Ahora cumple una pena de un año de prisión en Londres por violar las condiciones de su fianza en el Reino Unido, mientras combate vigorosamente una solicitud de Estados Unidos para extraditarlo.

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WikiLeaks no respondió a los pedidos de comentarios. Los abogados de Assange se negaron a comentar. Assange mantiene su inocencia y WikiLeaks dice que los cargos son “el peor ataque a la libertad de prensa de nuestros tiempos”.

Un huésped con privilegios

Assange buscó refugio en la Embajada de Ecuador en junio de 2012 para solicitar asilo político y evitar la extradición a Suecia, donde enfrentaba entonces acusaciones de agresión sexual , algo que él niega. La decisión de ofrecerle asilo a Assange fue tomada por el entonces presidente de Ecuador, Rafael Correa, quien afirmó que estaba protegiendo a Assange de la “persecución política”. El asilo cumplió también dos grandes propósitos: resaltó el estatus de Ecuador en el escenario mundial y selló las credenciales de Correa como antagonista del liderazgo de Estados Unidos en América Latina.

Inicialmente, los diplomáticos tenían la esperanza de trasladar a Assange rápidamente a Ecuador. Pero ese plan quedó estancado en medio de la negativa británica de otorgarle un salvoconducto para que saliera de la embajada. No tuvo otra opción que prepararse para una prolongada estadía.

El polémico video de Julian Assange patinando dentro de la embajada de Ecuador

Si bien estaba confinado a unas pocas habitaciones dentro de la embajada ecuatoriana, Assange fue capaz de ejercer una enorme autoridad sobre su situación. Desde un principio exigió -y se le otorgó- conexión a Internet de alta velocidad, teléfono y acceso regular de visitantes profesionales e invitados personales. Este arreglo le permitió mantener WikiLeaks activo, señalan los documentos.

Assange también elaboró una lista especial de gente que podía visitarlo sin mostrar identificación ni ser registrada por el equipo de seguridad. Incluso se le otorgó el poder de borrar nombres de algunos visitantes de los registros. Para evitar las cámaras de vigilancia, Assange se reunía en el baño de damas, según los informes de seguridad.

Todo esto deja abierta la posibilidad de que Assange haya podido mantener reuniones más delicadas dentro de la embajada, pero que todavía sean secretas.

Rápidamente, la que una vez fuera una mundana representación diplomática en el corazón de Londres, se volvió un caldo de cultivo de tensiones y sospechas. Durante la estadía de Assange, Ecuador contrató tres empresas de seguridad para mantener una vigilancia constante. Para obstaculizar el espionaje, Assange instaló sus propios dispositivos de grabación y usó máquinas de ruido, como lo describen los documentos obtenidos por CNN.

La tarea de controlar a Assange resultó difícil. Hubo peleas a puño limpio entre Assange y los guardias. Hasta embadurnó las paredes con heces en ataques de ira.

Assange también mantuvo contacto directo con altos funcionarios en Ecuador, incluido el excanciller Ricardo Patiño, y usó esas conexiones con regularidad para amenazar a los empleados, según los documentos de vigilancia y dos fuentes gubernamentales ecuatorianas que hablaron con CNN. Aseguraba que podía hacer que despidieran a los empleados, incluso al propio embajador.

La autoridad de Assange parecía —por momentos— rivalizar con la del líder de la misión diplomática. En diciembre de 2013, el embajador Juan Falconí le escribió una carta a Assange y le dijo: “Usted no puede dictar instrucciones contrarias a las mías”.

CNN se comunicó con los cuatro embajadores que estuvieron al frente de la representación ecuatoriana durante la estadía de Assange. Solo Falconí respondió al pedido, y le dijo a CNN que el gobierno de Ecuador nunca lo presionó para que le diera tratamiento especial a Assange, y que él, como embajador, estableció las reglas que debía seguir el huésped australiano.

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Otros funcionarios y exfuncionarios ecuatorianos, entre ellos Correa y Patiño, no respondieron a múltiples pedidos de comentarios. Mientras Correa estaba en su cargo, respondió a las críticas de albergar a Assange redoblando la oferta de asilo y exhibiéndolo como símbolo del compromiso de Ecuador con la libertad de prensa.

Refiriéndose a Assange, Correa señaló que “el ícono de la libertad de expresión elige refugiarse en la Embajada de Ecuador”, en una entrevista de 2012 con RT en Español, una televisora controlada por el Kremlin. El Gobierno ruso opera cadenas de TV en todo el mundo para difundir propaganda y llega al público estadounidense con su estación insignia en inglés, RT.

A pesar de los años de lucha interna, a Assange se le permitió quedarse en la embajada y prepararse para detentar su poder cuando fuera el momento correcto. Ese momento llegó a mediados de 2016 durante la campaña presidencial de Estados Unidos.

Rusia toca a la puertaPara el mes de junio, Trump y Clinton habían emergido como los candidatos de facto de sus partidos y se preparaban para la que sería una dura

contienda. La campaña tomó un giro histórico el 14 de junio cuando el Comité Nacional Demócrata anunció que había sido hackeado y culpó a Rusia, algo que Trump calificó de farsa.

Mientras tanto, en la embajada, Assange se mantenía ocupado. Ese mes, los miembros del equipo de seguridad trabajaban horas extra para manejar al menos 75 visitas, casi el doble del promedio mensual registrado por la compañía ese año. Se reunió con ciudadanos rusos y con un pirata informático considerado en el informe Mueller como potencial mensajero de los correos electrónicos robados a los demócratas.

También en junio, WikiLeaks, se comunicó en secreto con hackers rusos, y Assange anunció públicamente sus planes de revelar material nuevo acerca de Clinton. El informe Mueller dice que los ciberpiratas ocultaron sus identidades usando pseudónimos en línea en todas sus comunicaciones con WikiLeaks, incluyendo correos electrónicos y mensajes directos a la cuenta de WikiLeaks en Twitter.

Assange sostuvo al menos siete reuniones ese mes con rusos y otras personas vinculadas con el Kremlin, de acuerdo con el registro de visitantes.

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Dos de esas reuniones fueron con una ciudadana rusa de nombre Yana Maximova, quien no pudo ser localizada para que comentara sobre el tema. No se sabe casi nada de Maximova, lo que hace difícil discernir por qué visitó la embajada en momentos clave de la elección presidencial estadounidense. En sus dos visitas de ese mes, se reunió con Assange durante el transcurso de la tarde en la sala de conferencias de la embajada.

Las otras cinco citas de Assange ese mes fueron con personal sénior de RT, la organización de noticias controlada por el Kremlin.

Las agencias de inteligencia estadounidenses han concluido que RT “colaboró activamente con WikiLeaks” en el pasado, y jugó un papel significativo en la iniciativa rusa para influir en la elección de 2016 y ayudar a Trump a ganar. Durante varios meses de 2012, Assange presentó un programa de TV en RT.

En junio de 2016, el jefe de la corresponsalía de RT en Londres, Nikolay Bogachikhin, visitó dos veces a Assange, y le dio una memoria USB en una ocasión, de acuerdo con el reporte de vigilancia. Esa visita de cinco minutos fue acordada apresuradamente y requirió una aprobación de último minuto del embajador.

En un correo electrónico enviado a CNN, Bogachikhin dijo: “RT ha producido múltiples programas con el Sr. Assange. En ese proceso, ocurrió todo lo que está intrínsecamente involucrado en la producción de contenido”.

Como jefe de la corresponsalía de RT en Londres, Bogachikhin se había burlado previamente de los reportes sobre sus visitas a Assange, tuiteando que le había dado al fundador de WikiLeaks “una bolsa entera de Novichok”, el arma química utilizada el año pasado para envenenar a un exespía ruso que vivía en el Reino Unido. Desde que hizo ese comentario en redes sociales el año pasado, Bogachikhin ha permanecido en silencio en Twitter.

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Poco después de que WikiLeaks estableciera contacto con los personajes virtuales rusos, Assange le pidió a sus anfitriones que mejoraran su conexión a Internet. La embajada le proveyó apoyo técnico para “transmisión de datos” el 19 de junio, el mismo día en que él y sus abogados se reunieron con el entonces canciller de Ecuador, Guillaume Long, de acuerdo con los reportes de vigilancia. Long no respondió a las solicitudes de comentarios de CNN.

Los ecuatorianos concedieron la solicitud de Assange y el attaché de seguridad lo ayudó a instalar el nuevo equipo. No está claro si Assange le dijo a los ecuatorianos que WikiLeaks estaba trabajando tras bambalinas para obtener documentos relacionados con la elección estadounidense. El gobierno de Estados Unidos nunca ha acusado públicamente a Ecuador de haber ayudado -a sabiendas- a Assange o al Kremlin.

Crear caos desde la Embajada

A medida que se acercaba la elección, los funcionarios de seguridad de la sede diplomática notaron que Assange revelaba algunos de los correos electrónicos hackeados “directamente desde la embajada”, según rezan los documentos de vigilancia. El Informe Mueller refiere explícitamente que “Assange tenía acceso a Internet desde la Embajada de Ecuador en Londres, Inglaterra”, pero el resto de la información contenida en ese párrafo del reporte está tachado en gran medida porque se considera información clasificada.

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No está claro si Mueller alguna vez obtuvo los reportes de vigilancia de la embajada como parte de su investigación.

Mueller concluyó que los hackers de la agencia de inteligencia militar rusa, conocida como GRU, atacaron blancos demócratas en el segundo trimestre de 2016 y extrajeron cientos de gigabytes de información. Ellos inventaron pseudónimos en línea -Guccifer 2.0 y DCLeaks- para transferir varios de los archivos a WikiLeaks, atribuirse públicamente la responsabilidad de los hackeos y negar falsamente todo vínculo con Rusia.

El equipo de Mueller destacó: “No puede descartarse que los documentos robados hayan sido transferidos a través de intermediarios que estuvieron de visita a mediados de 2016” en la embajada ecuatoriana. Assange ha dicho que un pequeño grupo de socios lo ayudó desde afuera, pero solo para examinar los correos electrónicos.

El fiscal especial mencionó que uno de esos socios era el hacker alemán Andrew Müller-Maguhn y dijo que él “pudo haber asistido con la transferencia de esos documentos robados a WikiLeaks”. El Informe Mueller parece contener detalles adicionales acerca de esta posibilidad, pero esas partes fueron tachadas porque contenían información clasificada sobre técnicas delicadas de investigación.

Assange conocía a Müller-Maguhn desde hacía años. Incluso lo presentó como invitado especial en 2012 en el breve programa que tuvo en RT, para discutir el futuro de Internet y de la privacidad digital. Müller-Maguhn también está involucrado con grupos de tecnología masiva y formó parte de la junta directiva de Icann, la organización internacional que rige los dominios de Internet.

Cuando fue contactado por CNN, Müller-Maguhn declinó hacer comentarios sobre sus reuniones con Assange. Antes, le había dicho a The Washington Post que nunca tuvo los materiales hackeados en su poder antes de que fueran publicados en línea.

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La siguiente semana (el 14 de julio), el trío de piratas informáticos -Assange, Müller-Maguhn y Fix- se reunió por más de cuatro horas en la embajada, según los registros de seguridad. El informe del fiscal especial indica que, en esta fecha, los piratas informáticos rusos, que se hacían llamar Guccifer 2.0, enviaron archivos encriptados a WikiLeaks, con el título “archivo grande”.

El 18 de julio, el mismo día en que se inauguró la Convención Nacional Republicana en Cleveland , un guardia de seguridad de la Embajada de Ecuador en Londres rompió el protocolo al abandonar su puesto para recibir, fuera del edificio, un paquete de manos de un hombre misterioso. Se cubría el rostro con una máscara y lentes de sol y llevaba una mochila, por lo que se ve en las imágenes de vigilancia obtenidas por CNN.

La empresa de seguridad vio cómo se desarrolló el encuentro y recomendó el reemplazo de ese guardia. Sin embargo, el Gobierno de Ecuador lo mantuvo en su puesto.

Ese mismo día, de acuerdo con el Informe Mueller, WikiLeaks le informó a los hackers rusos que había recibido los archivos y que se preparaba para divulgarlos pronto. No queda claro si estos incidentes están relacionados y no se sabe cuál era el contenido entregado.

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WikiLeaks divulgó más de 20,000 archivos del Comité Nacional Demócrata el 22 de julio, y los correos electrónicos expusieron cómo los principales dirigentes preferían a Clinton y trataron de socavar a Sanders. La convención del partido en Filadefia se disolvió en medio de un desastre caótico. Una semana que fue diseñada para lograr la unidad del partido se transformó casi en un motín. La representante por la Florida, Debbie Wasserman Schultz, presidenta del Comité Nacional Demócrata, fue forzada a renunciar .

Mientras los demócratas trataban de manejar la debacle, Trump subió rápidamente la apuesta.

“Rusia, si estás oyendo, espero que puedas encontrar los 30.000 correos electrónicos que faltan”, dijo el 27 de julio, refiriéndose a los correos electrónicos del servidor privado de Clinton. Mueller dijo que los rusos estaban escuchando después de todo, y por primera vez trataron de hackear la oficina de Clinton, horas después de ese comentario de Trump.

“No te decepcionarás

”Mientras Trump y Clinton viajaban por todo el país en las semanas de campaña, los rusos aumentaban sus esfuerzos y Assange trabajaba duro en otro gran proyecto.

Haciéndose llamar DCLeaks, los hackers rusos habían contactado a WikiLeaks de nuevo para ofrecerles más material. Escribieron: “No te decepcionarás, lo prometo”, según el Informe Mueller. Luego transmitieron 50,000 correos electrónicos robados de la bandeja de entrada electrónica del jefe de la campaña Clinton, John Podesta.

El informe del fiscal especial identificó una fecha potencial para la transferencia de datos: el 19 de septiembre. Ese día, Assange se reunió de nuevo con Müller-Maguhn y los guardias de seguridad observaron a Assange instalando nuevos cables de computadora en su habitación, de acuerdo con los documentos obtenidos por CNN.

WikiLeaks comenzó a revelar los correos electrónicos de Podesta el 7 de octubre y publicó nuevos lotes casi a diario antes de la elección de noviembre. Los medios cubrieron todos los vergonzosos detalles, incluidas las transcripciones de los discursos pagados que Clinton pronunció a puerta cerrada en Wall Street, las críticas de sus empleados sobre sus “terribles” instintos políticos y frustraciones sobre la superposición de los negocios de la candidata y las obras de caridad de la Fundación Clinton, a la que llamaban “Bill Clinton Inc.”

Trump pregonaba las nuevas filtraciones casi en cada escala de su ruta de campaña durante las semanas finales de la contienda, algunas veces leyendo directamente de los correos electrónicos y aprovechándose de teorías de la conspiración con fuentes endebles.

“¡Esto acaba de salir – WikiLeaks! Adoro WikiLeaks”, dijo Trump en una concentración en Pensilvania, un estado crítico de tendencia electoral incierta que finalmente ganó con menos del 1% de los 6.1 millones de los votos emitidos.

Los medios respaldados por el Kremlin, RT incluido, amplificaban las filtraciones en las redes sociales. Al menos en dos ocasiones, RT publicó artículos que detallaban los nuevos lotes de correos electrónicos antes de que WikiLeaks los revelara oficialmente, lo que sugería que estaban coordinados tras bambalinas, algo que han negado.

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Ultimátum diplomático

No mucho después de que los correos electrónicos de Podesta comenzaran a gotear, y con la elección acercándose a toda velocidad, el gobierno de Estados Unidos le expresó su preocupación a los funcionarios ecuatorianos de que su misión diplomática en Londres estaba siendo usada por Assange para ayudar a los rusos a interferir en la elección de 2016, le dijo a CNN un exfuncionario estadounidense relacionado con el asunto.

La protesta de Estados Unidos llegó con una advertencia implícita: detengan a Assange o habrá consecuencias para Ecuador, así como las habrá eventualmente para los rusos por intervenir en los comicios, y para Assange también, de acuerdo con un funcionario estadounidense y con los documentos obtenidos por CNN.

El 15 de octubre los funcionarios ecuatorianos en Quito decidieron enfrentar el ultimátum desconectando a Assange del mundo exterior , bloqueando su acceso a Internet y su servicio telefónico . Pero esta decisión no detuvo la avalancha de correos electrónicos que WikiLeaks siguió bombeando cada día hasta la elección.

En aquellos días Ecuador emitió una declaración en la que condenó la participación de WikiLeaks en la interferencia electoral en Estados Unidos, pero ratificó su compromiso de proteger a Assange. A medida que se desarrollaba esta saga geopolítica, la Embajada de Ecuador en Londres recibía llamadas de otros gobiernos que preguntaban por la potencial represalia de Washington y por la seguridad física de Assange, dicen los reportes de seguridad.

La situación se intensificó tres días después. Los documentos de seguridad establecen una secuencia crítica de eventos la noche del 18 de octubre. A eso de las 10 PM, Assange discutió acaloradamente con el entonces embajador ecuatoriano Carlos Abad Ortiz. Justo antes de la medianoche, Abad prohibió toda visita no diplomática a la embajada y abandonó el edificio. Entre bastidores, Assange se comunica con el canciller en Quito.

Una hora después de la partida de Abad, este llama a la embajada y revierte la prohibición.

Hacia la 1 AM, dos empleados de WikiLeaks llegan a la sede diplomática y comienzan a sacar equipos de computación, así como una caja grande que contenía “unos 100 discos duros”, según los documentos.

Los funcionarios de seguridad en el lugar querían examinar los discos duros, pero sus manos estaban atadas. Los socios de Assange que se llevaron las cajas estaban en la lista especial de gente que no podía ser registrada. El equipo de seguridad le envió un memo de alerta a Quito sobre esta maniobra de madrugada, algo que alimentaba sus sospechas sobre las intenciones de Assange.

Las agencias de inteligencia de Estados Unidos han dicho —desde el principio— que WikiLeaks obtuvo los correos robados del gobierno ruso, algo que también alega Mueller en su acusación contra una docena de hackers rusos. Pero los sospechosos viven a salvo en Rusia, así que es posible que Estados Unidos nunca obtenga públicamente la evidencia definitiva ni pruebe en una corte que Moscú trabajó con WikiLeaks.

Trump asumió la presidencia en 2017 y siguió cuestionando la posibilidad de que Rusia hubiera o no interferido en la elección. El acceso de Assange a Internet fue restaurado después de los comicios y él siguió reuniéndose con los hackers, mientras un cabildero estadounidense, que desde entonces comenzó a reunirse con Assange en la embajada, seguía representando a un prominente oligarca ruso.

En Ecuador, el mandato presidencial de Rafael Correa terminó en mayo de 2017 y fue reemplazado por Lenín Moreno, un aliado cercano que también fue su vicepresidente durante más de seis años. Pero tras ser elegido, Moreno se distanció de Correa y comenzó a desmantelar muchas políticas, incluida su amistosa relación con Assange.

Mientras tanto en Estados Unidos, los abogados del Departamento de Justicia prepararon en secreto un caso penal contra Assange por las filtraciones de Chelsea Manning. Los fiscales federales aprovecharon incluso una controversial ley para aplicársela a Assange, argumentando que había pedido y publicado materiales clasificados, algo que está protegido por la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos.

En abril de este año, Moreno le revocó el asilo a Assange y dijo que el fundador de WikiLeaks “violó la norma de no intervenir en asuntos internos de otros Estados”. Esto allanó el camino para que la policía británica lo sacara a la fuerza de la embajada cuando se hicieron públicos los primeros cargos de Estados Unidos.

Assange no ha sido acusado de ningún delito relacionado con sus acciones en las elecciones de 2016. Permanece en una prisión del Reino Unido, esperando la que -muy probablemente- será una cruenta batalla por su extradición a Estados Unidos, donde podría pasar el resto de su vida en prisión.

Mientras tanto, todavía cuenta con aliados en Rusia. A las pocas horas de su arresto, varios funcionarios sénior del Gobierno del presidente Vladimir Putin se apresuraron a defenderlo y criticaron a EE.UU. por considerar que viola sus derechos. Declararon entonces: “La mano de la ‘democracia’ estrangula la garganta de la libertad”.

Laura Weffer, Alfredo Meza y Evan Pérez colaboraron con este reportaje.

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