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Conoce a los waipai, los guardianes indígenas de la Amazonía

El presidente brasileño Jair Bolsonaro quiere reubicar a esta población fuera de su territorio y abrir sus tierra para la explotación de los yacimientos de cobre, hierro y oro.
mié 28 agosto 2019 05:04 AM
Amazonia
Los waiapi entraron en contacto con gente no indígena en 1973.

(CNN)- En lo más profundo de la Amazonía, Ajareaty Waiapi lleva a cabo uno de los rituales más tradicionales de su tribu. La jefa tribal tritura semillas de achiote para hacer una pasta densa que aplicará generosamente en su rostro y en su pecho desnudo. La mezcla protege su piel del sol y los insectos y se cree que también ahuyenta a los malos espíritus.

Desde hace décadas, los waiapi han vivido en el estado brasileño de Amapa, casi aislados del mundo no indígena y en armonía con la selva. Se suele decir que el río y los árboles que les dan sustento son los pulmones del mundo.

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Ahora, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quiere cambiar las cosas con propuestas que incluyen la reubicación de la tribu fuera de su territorio delimitado y la apertura de la tierra a los mineros para que exploten los yacimientos latentes de cobre, hierro y oro que están cerca de sus hogares.

Sus políticas proempresa en la Amazonía han sido blanco de duras críticas recientemente porque fomentan la deforestación; hay incendios inmensos que arrasan con grandes porciones de la selva lluviosa.

Los waiapi creen que son los guardianes de la Amazonía y están dispuestos a hacer lo que sea necesario para protegerla.

CNN obtuvo acceso a un pueblo waiapi y habló con los líderes tribales sobre lo que podría pasar si el gobierno expropia sus tierras.

Una muerte misteriosa en tierra indígena

Los waiapi creen que le deben su existencia a una melodía que tocó el creador divino, Jane Jara. Cuenta la leyenda que Jane Jara empezó a tocar una melodía con una flauta hecha del tronco de un árbol embaúba. Mientras cantaba y tocaba, nacieron los waiapi.

Los waiapi entraron en contacto con gente no indígena en 1973, cuando el gobierno brasileño empezó a construir una autopista conocida como Perimetral Norte BR210. El proyecto se abandonó tres años después, pero lo construido bastó para que los cazadores y los mineros llegaran a donde viven los waiapi, les contagiaran enfermedades como el sarampión y perturbaran su forma de vida.

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La tribu ahuyentó a los "invasores" —como ellos los llaman— en la década de 1980 y tomaron el control de la zona, según un estudio que publicó el Instituto Socioambiental, un organización ambientalista no lucrativa.

"Hace algún tiempo vivíamos bien; no nos preocupábamos por la tierra", cuenta Ajareaty, de 59 años, una de las pocas jefas waiapi. "No sabíamos que habría tantos invasores, talamontes y gambusinos. Muchos están hablando de nuestra tierra y dicen que quieren quitárnosla".

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Su aldea, Kwapo'ywyry, es una de las 92 aldeas waiapi que existen en los alrededor de 600,000 hectáreas en el norte de Brasil que se declararon oficialmente reserva indígena en 1996. La Agencia Nacional de Asuntos Indígenas de Brasil (FUNAI) la catalogó "reserva indígena tradicionalmente ocupada".

"Nuestros líderes lucharon mucho para demarcar la tierra indígena porque nos enteramos de que si no lo hacíamos, los líderes no indígenas entrarían y acabarían con nuestra tierra más adelante", dijo la jefa Ajareaty. "Por eso hicimos la demarcación".

Sin embargo, el reconocimiento oficial no ha protegido sus tierras de los intrusos del todo, según dicen. En julio, los miembros de la tribu dijeron que un grupo de mineros invadió ilegalmente la aldea cercana de Mariri y mataron al jefe Emyra Waiapi, de 68 años.

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Viseni Waiapi, habitante de la aldea de Ajareaty, fue una de las personas que encontraron el cuerpo sin vida y cubierto de heridas de Emyra en el río local. Unos días después, el 27 de julio, envió un mensaje de audio de casi cinco minutos a la prensa brasileña e internacional y acusó que un grupo de mineros ilegales y personas no indígenas, fuertemente armados, habían apuñalado violentamente a Emyra por todo el cuerpo, incluidos sus genitales.

"Estamos pidiendo ayuda", dijo Viseni en el mensaje en portugués. "Estamos en grave peligro".

Poco después de que se diera a conocer la noticia de la muerte de Emyra, la alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, emitió un comunicado en el que llamó al gobierno de Brasil a "reconsiderar sus políticas respecto a los pueblos indígenas y sus tierras para que el asesinato de Emyra Waiapi no anuncie una nueva ola de violencia".

Bolsonaro reaccionó a las acusaciones y le dijo a la prensa en Brasilia que la Policía Federal estaba investigando la muerte y que no estaba convencido de que hubieran asesinado a Emyra. "Hasta ahora, no hay evidencias sólidas que indiquen que este [jefe] indígena fue asesinado. Hay varias posibilidades", dijo. "La Policía Federal está allá, los enviaron allá para llegar al fondo del asunto y descubrir la verdad sobre esto".

El 16 de agosto, la Policía Federal de Brasil emitió finalmente un reporte preliminar , en el que concluye que Emyra sufrió una lesión en la cabeza y que la causa de muerte había sido ahogamiento. En el reporte se señala que durante la investigación inicial no se encontraron signos de que personas no indígenas hubieran invadido la reserva ni de un posible enfrentamiento y que la Policía seguía esperando un informe toxicológico que recibirían en los siguientes 30 días.

Cuatro días después, la Asociación de Aldeas Waiapi emitió un comunicado en el que disputaron el informe policial y afirmaron que tienen fotos en las que se ve que apuñalaron a Emyra. La Asociación señaló que les entregaron las fotos a la Policía Federal, al FUNAI y a la Comisión de Derechos Humanos de la cámara baja del Congreso brasileño. Agregaron que el río en el que encontraron a Emyra es muy somero y que sería muy difícil que una persona adulta se ahogara ahí por accidente.

Ricardo Salles, ministro de Medio Ambiente de Brasil, afirmó en un evento en Sao Paulo, el 20 de agosto, que Emyra se había ahogado porque había bebido demasiado.

"Parece la muerte triste de un líder indígena —que algunos medios informativos han atribuido a los mineros ilegales que, según dicen, invadieron la tierra y lo mataron— por haber bebido demasiada cachaçinha; se cayó en el río y se ahogó", dijo, sin presentar pruebas que respaldaran dicha hipótesis.

De la ceniza al humo: las imágenes de los incendios en el Amazonas

Incendios Amazonas-1

Incendios Amazonas-1

El humo se agita durante un incendio en un área de la selva amazónica cerca de Humaita, estado de Amazonas, Brasil, Brasil, 17 de agosto de 2019. Fotografía tomada el 17 de agosto de 2019.
Foto: REUTERS / Ueslei Marcelino
Incendios Amazonas-2

Incendios Amazonas-2

El humo se agita durante un incendio en un área de la selva amazónica cerca de Porto Velho, estado de Rondonia, Brasil, Brasil, 21 de agosto de 2019.
Foto: REUTERS / Ueslei Marcelino
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La selva arrasada

Un tronco carbonizado en un tramo de la selva amazónica, quemado recientemente por madereros y agricultores en Iranduba, estado de Amazonas.
Foto: REUTERS / Bruno Kelly
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Fuego a ritmo récord

Esta imagen del Observatorio de la Tierra de la NASA obtenida el 21 de agosto de 2019 muestra una foto de varios incendios en la región amazónica. Los incendios en la zona son raros durante gran parte del año porque el clima húmedo impide que se inicien y se propaguen. Sin embargo, en julio y agosto, la actividad generalmente aumenta debido a la llegada de la estación seca. Muchas personas usan el fuego para mantener tierras de cultivo y pastos o para despejar la tierra con otros fines. Por lo general, la actividad alcanza su punto máximo a principios de septiembre y se detiene principalmente en noviembre.
Foto: Lauren Dauphin / Observatorio de la Tierra de la NASA / AFP
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En llamas

Un área de la selva amazónica en llamas mientras los taladores y agricultores la talan en Iranduba, estado de Amazonas.
Foto: REUTERS / Bruno Kelly
Incendios Amazonas-7

Incendios Amazonas-7

Una imagen satelital muestra el humo saliendo de los incendios de la selva amazónica en el estado de Rondonia, justo al suroeste de Porto Velho, Brasil, en la cuenca superior del río Amazonas el 15 de agosto de 2019. Fotografía tomada el 15 de agosto de 2019.
Foto: Satellite image ©2019 Maxar Technologies/Handout via REUTERS

CNN se comunicó con el Ministerio de Medio Ambiente para pedir pruebas que respaldaran las afirmaciones del ministro, pero no recibió respuesta.

Lee: Brasil rechaza la ayuda del G7 para combatir los incendios en la Amazonía

La apertura de las tierras indígenas

Bolsonaro dijo que cree que se les ha dado demasiada tierra a las comunidades indígenas y que se están interponiendo en el desarrollo y el crecimiento económico de Brasil. También dijo que quiere sacar a las tribus de las zonas demarcadas e "integrar a los indígenas a la sociedad".

"Hay lugares en los que podríamos estar produciendo cosas y no podemos porque no se puede trazar una línea recta sin toparse con una tierra indígena o una zona protegida por cuestiones ambientales", dijo Bolsonaro el 16 de agosto en Brasilia. "Mientras yo sea presidente, no habrá nuevas tierras delimitadas en territorios indígenas".

Se considera que alrededor del 13% de la superficie de Brasil es tierra indígena, principalmente en la Amazonía. Esa tierra está reservada para los 900,000 indígenas del país, que representan menos del 0.5% de la población del país.

Lee: 5 acciones que puedes llevar a cabo para ayudar a la Amazonía

La facultad de certificar las tierras indígenas había correspondido desde hace mucho al FUNAI, tarea que Bolsonaro intentó trasladar al Ministerio de Agricultura, dependencia bajo la fuerte influencia de las industrias ganadera y de cultivo de soya de Brasil. Sin embargo, tanto el Congreso como la Suprema Corte rechazaron la medida.

Parte de la reserva waiapi yace en la Reserva Nacional de Cobre y Relacionados (RENCA), un área protegida que ocupa alrededor de 46,000 kilómetros cuadrados en los estados de Amapá y Pará. Se cree que es rica en oro, cobre y otros minerales y desde 1984 ha estado protegida de la minería comercial por decreto presidencial.

Durante una visita presidencial a Macapá (la capital del estado de Amapá), en abril pasado, Bolsonaro dijo que quería abrir la reserva a la minería comercial. "Usemos las riquezas que Dios nos dio para el bienestar de nuestra población", dijo. "La RENCA es nuestra".

Michel Temer, predecesor de Bolsonaro, trató de abolir el estatus de la RENCA y abrirla al desarrollo; no obstante, dio marcha atrás un mes después por las campañas de los grupos ambientalistas brasileños e internacionales.

¿A dónde irían tribus como los waiapi si sus tierras se vuelven minas industriales o zonas ganaderas? A Bolsonaro le gustaría que abandonaran la vida indígena, como ha dicho antes. "Prácticamente vemos reservaciones indígenas exclusivamente en tierras ricas. Queremos integrar a los indígenas a nuestra sociedad. Los indígenas son seres humanos como ustedes o como yo", dijo Bolsonaro en un evento en Sao Paulo en junio pasado. "Quieren televisión, quieren internet, quieren futbol, quieren ir al cine. Quieren hacer lo que nosotros hacemos. Quieren ir al médico, al dentista. Eso es lo que queremos para los pueblos indígenas, integrarlos a la sociedad… como seres humanos, como nosotros".

Lee: El fuego en la Amazonía mete en aprietos a Bolsonaro fuera de Brasil

En ese mismo evento, culpó a "las ONG fuera de Brasil" de crear "presión externa" para aislar a las regiones indígenas.

Christian Poirier, director de programa del grupo activista no lucrativo Amazon Watch, con sede en Estados Unidos, dijo a CNN que el discurso de Bolsonaro está empoderando a las empresas agrícolas y a los ganaderos locales para que tomen el control de las tierras a toda costa.

"Cuando Bolsonaro dice que los pueblos indígenas tienen demasiada tierra, lo que realmente dice es que las milicias [de ganaderos locales] pueden actuar con impunidad", dijo Poirier a CNN en entrevista telefónica. "Lo que estamos atestiguando no tiene precedentes, no habíamos visto tal invasión de tierras delimitadas en décadas".

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En su informe más reciente sobre Brasil, Amazon Watch advirtió sobre los peligros de la deforestación, los delitos ambientales y las violaciones a los derechos humanos; argumentó que los derechos de los indígenas a la tierra están "intrínsecamente relacionados" con la preservación del bioma. "Estos territorios son el último bastión ante el caos climático potencial en el planeta", dijo Poirier. "Los pueblos indígenas están en el frente de la batalla y en la vanguardia de la resistencia".

Habrá 'grandes incendios'

Ororiwa Waiapi, de 98 años, es el jefe de las aldeas Mogywyry y Purankenopa; es una de las personas más ancianas de la tribu. Dice que no le interesa irse de la selva y teme que pase algo terrible si no sigue peleando para protegerla.

"Siempre he estado aquí y no me voy a ir", dijo Ororiwa. "Si los humanos hacemos mal uso de este planeta, nuestro creador provocará una gran inundación que derretirá al planeta. Habrá grandes incendios, incendios que destruirán al planeta".

En semanas recientes, las imágenes dramáticas de los incendios en la Amazonía han dado vuelta al mundo. El Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil (INPE) ha reportado hasta 80,626 incendios en el país desde principios de 2019 hasta la noche del domingo, 25 de agosto ; más de la mitad ocurrieron en la región del Amazonas. En lo que va del año, la deforestación ha aumentado un 85% respecto al año pasado, según el instituto. Se cree que los ganaderos y los agricultores provocaron muchos de los incendios para limpiar las tierras.

Los líderes mundiales, incluido el presidente de Francia, Emmanuel Macron, han dicho que los incendios son una "crisis internacional" y fueron tema de discusión en las reuniones de la cumbre del G7 . Hace unos días, Noruega y Alemania suspendieron las donaciones millonarias al Amazon Fund, que se creó hace más de diez años como parte de un esfuerzo mundial para ayudar a Brasil a combatir la deforestación y a ampliar las investigaciones sobre la biodiversidad amazónica. El gobierno de Noruega acusó además al gobierno de Bolsonaro de violar puntos clave del acuerdo.

Conocer la forma de vida de los no indígenas

La jefa Ajareaty ha estudiado la cultura no indígena desde hace años. Ha viajado dentro de Brasil y al extranjero; ha participado en foros y representado a su tribu en países como Alemania y Colombia.

"Me dije que quería aprender cómo es la vida no indígena. Cómo es su vida", cuenta Ajareaty, quien toma clases de portugués en una escuela cercana. "Quiero poder hablar su idioma. Quiero aprender para poder hablar con la gente blanca".

Ajareaty dice que la protección de la tierra waiapi trasciende la subsistencia de su tribu, de su hija y de su nieta. Se trata de proteger al planeta y a todos los seres vivos. "No pensamos en el presente, pensamos en el futuro. En el futuro que nuestros hijos y nuestros nietos no podrán vivir bien si no demarcamos la tierra", dice. "En la selva hay muchas cosas, fruta, peces, animales y nuestros medicamentos. Nos preocupa que si la selva desaparece, la gente desaparezca también".

Dice que ha estado entrenando a su hija, Karota, de 20 años, y espera que ella siga sus pasos algún día.

"Ella siempre habla de la lucha por la tierra, por nuestra tierra y por nuestros derechos", dijo Karota, mientras carga a su bebé. "Esto es muy importante para mí, seguir luchando por las generaciones venideras".

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