¿Cómo es que las barberías ayudan a bajar la presión arterial?
(CNN) - Corey Thomas le confesó a su farmacéutico que odiaba los medicamentos para la presión que un médico le había recetado. Dijo que tenían efectos secundarios "horribles" y por eso rara vez los tomaba.
Mientras un monitor de presión sanguínea se apretaba firmemente su brazo, el farmacéutico le daba consejos a Thomas -de 49 años- sobre su dieta y su nivel de estrés. Luego le ayudó a encontrar un medicamento más adecuado para su cuerpo.
Thomas no estaba en un centro de salud, en una farmacia o en el consultorio de algún médico de atención de primer nivel, estaba en la barbería en la que trabaja, en Inglewood, California. Como parte de un estudio, estaban brindando estos servicios de salud en su barbería y en otras del condado de Los Ángeles.
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En el estudio, que se publicó el 17 de diciembre en el New England Journal of Medicine, se probó si los programas encabezados por los farmacéuticos en las barberías podrían servir para reducir significativamente la presión arterial alta en los hombres de raza afroamericana de Estados Unidos.
Los resultados de seis meses después del estudio demostraron que cuando la asesoría se acompañó con medicamentos, se logró un nivel de presión arterial de menos de 130/80 entre el 63.3% de los hombres que participó en el programa, contra el 11.7% que no participó.
Los resultados de 12 meses después del estudio muestran que cuando la asesoría se combinó con medicamentos se logró una medición de 130/80 en el 68% de los varones participantes contra el 11% del que no participó.
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"Hasta cierto grado me sorprendió la magnitud del efecto de la intervención", dijo Ciantel Blyler, farmacéutica clínica del Centro Médico Cedars-Sinai de Los Ángeles y coautora del estudio.
"Especialmente una vez que nos sentamos a analizar las tasas de control de presión arterial y que comparamos al grupo de intervención con el grupo de control, de cierta forma estaba desconcertada", dijo.
La presión arterial normal en adultos es de 120/80 o menos; un nivel alto es de 140/90 o más, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC). Los niveles intermedios se consideran de riesgo.
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"El primer número, llamada presión sistólica, mide la presión en tus vasos sanguíneos cuando tu corazón late. El segundo número, llamado presión diastólica, mide la presión en tus vasos sanguíneos cuando tu corazón descansa entre latidos", explicaron los CDC.
Muchos hombres negros mayores consultan al médico hasta que tienen un problema de salud grave y entonces "usan la sala de emergencias como médico", dijo Thomas.
"Si no fuera por el programa, muchos hombres no se habrían enterado de que tienen presión arterial alta. Desafortunadamente, desearía que llegaran también otros programas", dijo, refiriéndose al estudio.
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Las razones por las que muchos hombres evitan a los médicos son complejas y a veces tienen que ver con una desconfianza muy arraigada respecto a la comunidad médica. Muchos hombres también enfrentan barreras geográficas, culturales o de otro tipo para el acceso a una atención médica adecuada.
Por otro lado la barbería representa un refugio seguro en la comunidad negra, un lugar en donde nadie juzga a nadie y en donde las pláticas sobre salud y otros temas personales son algo común.
Los barberos "sabemos más sobre nuestros clientes que sus cónyuges", dijo Thomas.
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La prevalencia de la hipertensión entre los adultos de raza afroamericana en Estados Unidos es una de las más altas en el mundo, según la Asociación Estadounidense para el Corazón. Más de un 40% de esta población no hispana (tanto hombres como mujeres) tiene hipertensión.
Los estadounidenses de este sector también desarrollan hipertensión con mayor frecuencia y a una edad más temprana que los blancos y los hispanos, según los CDC.
La hipertensión, que incrementa el riesgo de enfermedades cardíacas y apoplejías, afecta a 1,130 millones de personas en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud. Más de uno de cada cinco adultos del mundo tiene hipertensión, que provoca la mitad de las muertes por enfermedades cardíacas y apoplejías.
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En el nuevo estudio se incluyeron 319 hombres afroestadounidenses, en 52 barberías propiedad de negros en el condado de Los Ángeles, California. Los hombres, de entre 35 y 79 años, tenían una presión sistólica de 140 o más.
Los investigadores asignaron a los hombres al azar, según su barbería, para que participaran en el programa de los farmacéuticos o en un grupo de control, entre febrero de 2015 y julio de 2017.
En el grupo del programa, los barberos animaban a los hombres a reunirse en la barbería con farmacéuticos especialmente capacitados para que les ayudaran a monitorear su presión arterial. Los farmacéuticos recetaban medicamentos según un acuerdo de colaboración con los médicos de los participantes.
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Thomas cuenta que en su barbería muchos clientes dudaban de abrirse con los farmacéuticos y los médicos y de reunirse con ellos para una consulta médica.
"Nadie quería hacerlo. Pero como estaban ahí (y estaban ahí todos los días), entonces nos acostumbramos a ellos, empezaron a caerle bien a todos… y luego muchos de los muchachos finalmente dijeron: 'Iré. Voy a asegurarme de que esté bien'", contó.
Blyler dijo que no pasó mucho tiempo para que ella y sus colegas empezaran a caerles bien a los clientes.
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"Entendieron que estábamos ahí con buenas intenciones. Era un entorno muy agradable y la gente era muy cálida; funcionó de verdad", dijo.
Con el grupo de control los barberos animaron a los hombres a hacer cambios en su estilo de vida y citas con el médico, pero nada cambió mucho en sus visitas usuales a la barbería.
Al final del estudio, los investigadores descubrieron que la intervención de los barberos para animar a los hombres a vigilar y mejorar su salud desembocó en una reducción considerable de la presión arterial al combinarse con los medicamentos de los farmacéuticos.
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En el caso de los participantes asignados al programa de los farmacéuticos, la reducción promedio de las presiones diastólica y sistólica a los seis meses fue de 21.6 y 14.6, más que en los participantes asignados al grupo de control. A los doce meses la reducción promedio fue "estadísticamente indistinguible" de los datos de los seis meses, de acuerdo con los investigadores.
La desconfianza en los médicos
El estudio tuvo algunas limitaciones: no fue ciego porque tanto los participantes como los investigadores sabían quién estaba asignado al programa de los farmacéuticos y quién estaba en el grupo de control.
Además se necesitan más investigaciones para determinar si se darían resultados similares en otros estudios a nivel nacional, ya que el estudio se llevó a cabo únicamente en la zona de Los Ángeles.
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Los farmacéuticos también se impusieron el objetivo de reducir la presión arterial de los participantes del programa a menos de 130/80, mientras que los proveedores de atención médica de primer nivel del grupo de control probablemente se hayan puesto como objetivo una presión de menos de 140/90. El objetivo de menos de 130/80 coincide con las nuevas pautas clínicas prácticas que se dieron a conocer el año pasado, de acuerdo con Blyler.
Al parecer, el estudio coincide con las investigaciones previas sobre la posible función de los barberos en la prevención de la muerte y las enfermedades en la comunidad afroestadounidense, de acuerdo con Joseph Ravenell, médico internista del Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York y profesor asociado de Salud y Medicina de la Población de la Facultad de Medicina de la misma institución.
Ravenell no estuvo involucrado en el estudio, pero fue uno de los primeros en investigar las intervenciones en las barberías para ayudar a los hombres de esta raza a acceder a servicios básicos de salud y a mejorar varios pronósticos como el de hipertensión o incluso el de cáncer de colon.
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En un estudio que se publicó en el American Journal of Public Health en agosto pasado, Ravenell y sus colegas revelaron que ayudar a los hombres afroestadounidenses a través del proceso de inscripción a una prueba de detección de cáncer de colon y recto, llevó a que esos hombres aumentaran sus probabilidades de hacerse la prueba en un periodo de seis meses.
Los investigadores descubrieron que el 17.5% de los hombres que recibió ayuda se hizo la prueba, a diferencia del 8.4% de los hombres que no recibió ayuda.
"La desconfianza en los médicos ha sido una barrera importante para los afroestadounidenses que buscan atención médica, así que la barbería (a donde los hombres van mes con mes y tienen la oportunidad de entablar una relación con algún líder de opinión confiable de la comunidad), esa relación es la base perfecta para hablar de la salud", dijo Ravenell.
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"Sabemos que cuando se trata de que las personas sean receptivas a los mensajes sobre salud, el entorno y el estado de ánimo en el que la gente está puede tener impacto en su apertura a esos mensajes. Como la barbería es un lugar al que a los hombres quieren ir, es un lugar famoso por su conversación entre colegas, es realmente el lugar perfecto para transmitir mensajes de salud que son importantes para los hombres afroamericanos", señaló.
Un refugio para la salud
Usar la barbería para tratar de informar a la gente sobre cuestiones médicas data de la Edad Media, cuando los barberos también practicaban medicina y ocasionalmente operaban, usualmente a los heridos de guerra. Leonardo Fioravanti, un cirujano barbero, incluso influyó en el desarrollo de la cirugía reconstructiva.
En el siglo XIX, en Estados Unidos, los barberos fueron de los primeros emprendedores y dueños de negocios en la comunidad afroamericana. En el Sur posterior a la Reconstrucción de la década de 1890, las barberías propiedad de negros con clientela blanca fueron objeto de actos vandálicos e incendios causados por turbas de blancos, así que los barberos empezaron a operar más negocios en la comunidad negra, específicamente para atender a la clientela de su raza.
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En los años siguientes, conforme las leyes de segregación racial limitaban los espacios en los que los afroestadounidenses podían reunirse, la barbería sirvió como espacio seguro de reunión para la comunidad. En las barberías, los hombres podían hablar abierta y honestamente sobre una amplia gama de temas, incluida su salud, cosa que al parecer, persiste al día de hoy.
"Creo que eso es lo maravilloso de la difusión de información de salud en la barbería: es un lugar cómodo. La gente puede hacer preguntas o recibir información sobre su salud en un entorno relajado, de 'poco riesgo'. Las barberías son un centro social para los hombres negros, un lugar en el que se reúnen, se corten el cabello o no, y comparten información", dijo Blyler
