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Gobierno y empresas abren la llave del gas, pero aún se frena su potencial

El acuerdo entre las empresas y el gobierno permitirá que opere el gasoducto marino Texas-Tuxpan, pero su capacidad por ahora está truncada por la falta de otros tres tramos.
mar 27 agosto 2019 02:28 PM

Los acuerdos alcanzados entre el gobierno y las empresas constructoras de gasoductos anunciados hoy van a permitir que el gas natural desde Estados Unidos ingrese a México casi de inmediato, pero la infraestructura aún enfrenta escollos para llegar hacia el centro del país.

Las firmas de servicio de transporte de gas natural Transcanada, IEnova y Carso Energy l ograron superar sus diferencias con la administración y con Manuel Bartlett, director general de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), al concretar nuevas tarifas y extensiones de los contratos para los seis gasoductos que el gobierno había tachado de "leoninos" y con condiciones que dañaban las finanzas de CFE a inicios de este año.

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El nuevo acuerdo, del cual sólo se han dado a conocer algunos detalles, permitirá que el mayor de estos gasoductos, el que conecta el sur de Texas con Tuxpan, en Veracruz, comience a operar, ya que esta infraestructura se terminó desde junio.

Pero toda esta capacidad quedará congestionada debido a que falta la construcción de otros tres de los gasoductos en disputa, además de infraestructura que permita llevar este gas hacia el centro y sur del país.

La CFE espera que este gasoducto lleve gas natural a 14 centrales eléctricas, pero casi todas se ubican en zonas donde faltan tramos por construir para conectar el combustible que llegue a través del gasoducto marino, según muestra la presentación de la eléctrica nacional presentada en la conferencia de esta mañana.

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El ducto que conecta a Estados Unidos con México a través del Golfo se conecta con el tramo de Tuxpan-Tula para llevar el gas a través del centro del país hasta el occidente y el Bajío a través de las conexiones Tula-Villa de Reyes y Villa de Reyes-Aguascalientes-Guadalajara. Los primeros dos tramos los desarrolla la canadiense Transcanada, mientras que el tercer es de la mexicana Fermaca, la única de las cuatro firmas en disputa que aún no ha firmado un acuerdo de renegociación con el gobierno.

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Los tramos que corresponden a la firma canadiense se encuentran detenidos debido a conflictos que llevan meses si resolución. La compañía incluso se inconformó públicamente por los retrasos en el ducto Tuxpan-Tula que cruza Veracruz, Puebla, Hidalgo y el Estado de México.

El otro tramo pasa desde Hidalgo a Querétaro, Guanajuato y San Luis Potosí. El primero lleva retrasos debido a la falta de “consultas indígenas”, y una vez resuelto este punto, tardará 12 meses en operar, dice la Secretaría de Energía en su reporte Estatus de Infraestructura de Gas Natural actualizado a agosto. El mismo informe señala que el segundo tramo deberá esperar 11 meses una vez “liberado el rescate arqueológico”, por lo que ninguno funcionará antes de un año.

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El tramo de Fermaca tiene fecha de operación para noviembre de este año, pero éste conecta con la infraestructura de Transcanada en San Luis Potosí, para luego llegar a Aguascalientes y Jalisco.

“La idea inicial del ducto marino de Texas-Tuxpan era llevar gas natural hacia Guadalajara, por eso se idearon así las interconexiones de estos ductos”, explica Daniel Enrique Guerrero, analista del sector energético y exfuncionario de Sener.

El retraso en la construcción de esta infraestructura por los problemas sociales hizo que se pensara redirigir parte de la capacidad del ducto marino hacia el sur, a través de la reconfiguración de la estación de compresión de Cempoala en Veracruz, con el fin de llevar gas natural a la zona del Golfo de México.

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Pero este proyecto también lleva retrasos y el Centro Nacional de Control de Gas Natural debe culminar la segunda fase para permitir que se pueda llevar más molécula. Esto puede poner en conflicto al gas natural que ahora mismo llega desde el norte a través de la firma estadounidense Kinder Morgan, advierte Guerrero.

El gas más caro es el que no se tiene

Los detalles de la negociación serán fundamentales para entender cómo quedarán los contratos, pero lo más importante es que se pongan a funcionar los ductos y se continué con la solución de los conflictos de los que aún quedan por construir, dice Guerrero.

“Lo que sí gana es que ya fluya el ducto marino (…) así ya vas a depender mucho menos del gas natural licuado que ingresa por Altamira, que es más costos que el de Estados Unidos”, dice Eduardo Prud’homme, analista del sector.

Los embarques de gas natural licuado (GNL) desde Altamira, en Tamaulipas, cuestan alrededor de 12 dólares por millar de pies cúbicos, frente a los tres o cuatro dólares de la molécula que viene desde el sur de Texas.

Estos precios de GNL se refieren a los que llegó a importar México desde Asia, el mercado de referencia para este combustible; pero la CFE ahora también tiene acceso a otros mercados en Estados Unidos, como el de Luisiana, donde se consigue a menor precio, dice Guerrero.

Los precios del GNL han promediado 3.95 dólares en agosto de este año, frente a 2.61 dólares del gas natural, según cifras de la Secretaría de Energía (Sener). Así que, aún con estos precios bajos, el gas natural por ducto sigue ganando. Y hay mucha más capacidad en esta infraestructura que a través de los barcos.

La operación del gasoducto va a permitir desahogar las necesidades de gas natural que se tienen en zonas como en el centro del país, y que ahora dependen de la producción que tiene Pemex en el Golfo de México. Así que esta nueva vía va a permitir que esa extracción se pueda dirigir a otras áreas como a las plantas de generación eléctrica en la Península de Yucatán, explica Prud’homme.

México consume cerca de 8,040 millones de pies cúbicos diarios de gas natural, de los cuales 5,453 millones provienen de importaciones, y 2,587 millones de la producción de Pemex, según cifras de Sener. Pero de la extracción nacional, casi la totalidad la consume la petrolera nacional para sus propios procesos, por lo que la entrada en operación del gasoducto marino permitirá tener una nueva fuente de la molécula para las industria privada.

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