Básicamente, todos los miembros de la alianza deben usar equipo compatible. Pero al comprar equipo ruso, Turquía no solo lo imposibilita, sino que se corre el riesgo de darle la ventaja militar a Rusia.
No obstante, sancionar a Turquía podría no ser tan fácil como suena, dado que Erdogan es tan voluble y calculador como Trump. Es probable que la OTAN prefiera esperar a que Erdogan asome las narices que provocarlo, aprovechando que su popularidad en casa está menguando.
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Sin embargo, es probable que cualquier decisión que se tome respecto a Erdogan se amplifique por la urgencia de Macron respecto a que la OTAN tiene que encarar sus desafíos ya. El presidente de Francia no habla por Europa, desde luego —por mucho que lo intente—, pero tan solo eso crea otra línea de tensión.
Habrá una persona en particular a la que le dará gusto ver los signos del desacuerdo en Londres: Putin, quien, de acuerdo con Eyal, probablemente estará muy atento a los tuits de Trump.
"Justamente las grietas, y precisamente las reservas persistentes, son lo que el presidente Trump sigue expresando", dijo Eyal. "Es fácil ignorar estos tuits y considerar que estos comentarios improvisados son ligeramente divertidos. Pero no son nada divertidos y especialmente son muy instructivos para alguien en el Kremlin".
Es evidente que el presidente de Rusia se ha sentido amenazado por la OTAN desde hace mucho. Reaccionar a sus provocaciones es el desafío más delicado de la alianza: sus actos en Ucrania, Siria y Libia ponen a prueba la cohesión de la OTAN… y además subraya sus divisiones internas.
Un buen resultado en Londres sería que se resuelvan las diferencias de la OTAN a puertas cerradas. Pero si Trump está presente, eso no será fácil.