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¿De fiesta este fin?... Piensa en el daño que el alcohol le hace a tu cuerpo

Casi la mitad del mundo no bebe, lo que significa que la otra mitad ingiere su parte y la parte de los que no toman alcohol.
vie 07 septiembre 2018 01:30 PM

Muchos de nosotros bebemos alcohol. Y muchos bebemos en exceso.

En todo el mundo, cada persona mayor de 15 años consume 13.5 gramos de alcohol puro por día, según la Organización Mundial de la Salud. Considerando que casi la mitad del mundo no bebe, significa que la otra mitad bebe su parte y la parte de los que no beben.

Si bien la mayoría del mundo bebe licor, los estadounidenses prefieren la cerveza. The Beverage Marketing Corp aseguró que en 2017 los estadounidenses bebieron alrededor de 27 galones de cerveza, 2.6 galones de vino y 2.2 galones de espirituoso por adulto en edad para beber.

Pero los estadounidenses no son los que más beben en el mundo, ya que según cifras de la Organización Mundial de la Salud, los países de Europa del Este, Lituania, Bielorrusia, República Checa, Croacia y Bulgaria nos superan con creces.

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De hecho, en términos de litros bebidos por cualquier persona mayor de 15 años, Estados Unidos ocupa el puesto 36 en la categoría de la nación más bebedora; Austria ocupa el sexto lugar; Francia el noveno (ellos prefieren el vino) e Irlanda el decimoquinto (sí, beben más cerveza que los estadounidenses), mientras que el Reino Unido ocupa el puesto 18.

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¿Quién bebe menos en el mundo? Las naciones árabes de Oriente Medio.

Con toda esta tomadera, ¿qué daño le hace el alcohol a tu salud? Exploremos lo que la ciencia enumera como los inconvenientes de beber.

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Las calorías

Aunque no estés cuidando tu figura, te sorprenderá la cantidad de calorías vacías que puedes consumir fácilmente durante la hora feliz.

Las calorías se definen típicamente para una bebida "estándar". En Estados Unidos, eso equivale a 0.6 onzas de líquido o 14 gramos de alcohol puro, que difiere según el tipo de bebida que consumas.

Por ejemplo, una bebida estándar de cerveza es una lata de 12 onzas (355 mililitros). Para el licor de malta, es de 8 a 9 onzas de líquido (251 mililitros). Una bebida estándar de vino tinto o blanco es de aproximadamente 5 onzas (148 mililitros).

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Y así, lo que se considera una bebida estándar continúa disminuyendo a medida que aumenta el contenido de alcohol. Pero, ¿y si eso cambia? Usemos la cerveza como ejemplo.

Antes la cerveza light tenía unas 100 calorías, mientras que la cerveza normal tenía un promedio de 153 calorías por cada lata o botella de 12 onzas, es decir, lo mismo que dos o tres galletas Oreo.

Pero las calorías de la cerveza dependen tanto del contenido de alcohol como del nivel de carbohidratos. Entonces, si eres fan de las cervezas artesanales actuales, que a menudo tienen carbohidratos extra y mayor contenido de alcohol, bien podrías ingerir una bomba de calorías en cada lata. Digamos que escoges una India Pale Ale como la Sierra Nevada Bigfoot (9.6% de alcohol) o la Narwhal (10.2% de alcohol), has ingerido la friolera de 318 a 344 calorías, casi tanto como una hamburguesa con queso de McDonald's. ¿Y te tomaste solo una?

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El vino blanco contiene cerca de 120 calorías por 5 onzas de líquido, y el tinto 125. Si llenas la copa hasta el borde, eso podría duplicarse fácilmente.

¿Prefieres licor? La ginebra, el ron, el vodka, el tequila y el whisky te cuestan 97 calorías por cada 1.5 onzas de líquido, eso sin contar el refresco u otras mezclas. Una margarita promedio te receta 168 calorías, mientras que una piña colada aporta 490 calorías, casi lo mismo que una hamburguesa cuarto de libra de McDonald's.

Un estudio de 2013 en Estados Unidos determinó que la ingesta de calorías aumentaba en los días de consumo de alcohol en comparación con los días sin consumo: los hombres consumieron 433 calorías adicionales, mientras que las mujeres agregaron 299 calorías.

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Cambio de hábitos
Anteriormente la cerveza light tenía unas 100 calorías, mientras que la tradicional un promedio de 153 calorías.

Pero el alcohol también puede afectar nuestro autocontrol, lo que puede llevar a comer en exceso. Un estudio de 1999 descubrió que las personas comían más cuando bebían un aperitivo antes de la cena que cuando se abstenían.

Si eres es un bebedor ligero o moderado (esto es, sigues las pautas estadounidenses de una bebida "estándar" al día para mujeres y dos para hombres), los estudios han demostrado que no es obligado que aumentes de peso con el tiempo, especialmente si vives un estilo de vida saludable.

Por ejemplo, un estudio de 2002 con casi 25 mil finlandeses en intervalos de cinco años encontró que el consumo moderado de alcohol, combinado con un estilo de vida físicamente activo, no fumar y opciones de alimentos saludables "maximiza las posibilidades de tener un peso normal".

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Sin embargo, parece que el consumo excesivo de alcohol y el consumo intensivo ocasional (binge drinking) pueden estar relacionados con la obesidad. Y eso es un problema. El número de bebedores de consumo intensivo ocasional (cinco o más tragos para hombres y cuatro o más tragos para mujeres en dos horas al menos una vez al mes), ha estado aumentando en Estados Unidos.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) dicen que uno de cada seis adultos consume intensivamente unas cuatro veces al mes, tomando aproximadamente ocho bebidas en cada atracón.

En el Reino Unido, donde el consumo intensivo de alcohol se define como "beber mucho alcohol en un corto periodo o beber hasta emborracharse", una encuesta nacional de 2016 encontró que 2.5 millones de personas habían admitido haberse emborrachado en la última semana.

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El alcohol, por supuesto, no tiene valor nutricional y contiene 7 calorías por gramo, más que las proteínas e incluso los carbohidratos, que tienen 4 calorías. La grasa tiene 9 calorías por gramo.

Todas esas calorías vacías tienen que terminar en alguna parte.

Enfermedad cardíaca y cáncer

Durante años se había creído que beber con moderación (una bebida "estándar" al día para las mujeres y dos para los hombres) está relacionado con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular. Pero estudios recientes han cuestionado esa creencia. La ciencia ahora dice que depende de tu edad y hábitos de bebida.

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Un estudio de 2017, de casi 2 millones de británicos sin riesgo cardiovascular, descubrió que existía un modesto beneficio en el consumo moderado, especialmente para las mujeres mayores de 55 años que consumían cinco bebidas a la semana. ¿Por qué esa edad? El alcohol puede alterar el colesterol y la coagulación en la sangre de manera positiva, según los expertos, y esa es la edad en que los problemas del corazón comienzan a ocurrir.

Para todos los demás, el pequeño efecto protector sobre el corazón fue evidente solo si las bebidas estuvieron espaciadas durante la semana. El consumo excesivo en una sola sesión, o binge drinking, se ha relacionado con ataques cardíacos.

Además, un estudio de 2018 descubrió que beber más de 100 gramos de alcohol a la semana (equivalente a unas siete bebidas estándar en Estados Unidos o de cinco a seis copas de vino en Reino Unido) aumenta el riesgo de muerte por todas las causas y a su vez, reduce la esperanza de vida. Se encontraron vínculos con diferentes formas de enfermedad cardiovascular, las personas que bebieron más de 100 gramos por semana tenían un mayor riesgo de accidente cerebrovascular, insuficiencia cardíaca, enfermedad hipertensiva mortal y aneurisma aórtico fatal.

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El consumo excesivo del alcohol en una sola exhibición está relacionado con ataques cardíacos.

Por el contrario, el estudio de 2018 encontró que los niveles más altos de alcohol también estaban relacionados con un menor riesgo de ataque cardíaco o infarto de miocardio.

Otro estudio de 2018 descubrió que beber constantemente una cantidad moderada de alcohol, dentro de las pautas recomendadas, tenía un efecto protector sobre el corazón con el tiempo. Pero los hábitos de consumo inestables se asociaron con un mayor riesgo de enfermedad cardíaca, lo que, según los autores, podría indicar cambios más amplios en el estilo de vida, como la mala salud o el estrés. Los exbebedores también estaban en mayor riesgo.

En general, sin embargo, el último consenso es que cualquier beneficio para el corazón es superado por los riesgos para la salud, como presión arterial alta, pancreatitis, ciertos cánceres y daño hepático.

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Las mujeres que beben corren un mayor riesgo de cáncer de mama; el alcohol contribuye con el 6% del riesgo total, posiblemente porque aumenta ciertas hormonas peligrosas en la sangre. Beber también puede aumentar la probabilidad de desarrollar cáncer de intestino, hígado, boca y oral.

Una posible razón es que el alcohol debilita nuestro sistema inmunológico, haciéndonos más susceptibles a la inflamación, una fuerza impulsora detrás del cáncer, así como las infecciones y la integridad del microbioma en nuestro tracto digestivo. Eso es cierto no solo para los bebedores crónicos, sino también para los que se emborrachan.

Diabetes

La conexión entre el alcohol y la diabetes es complicada. Los estudios muestran que beber moderadamente en tres o cuatro días a la semana en realidad puede reducir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Sin embargo, beber mucho aumenta el riesgo. Y demasiado alcohol inflama el páncreas, que es responsable de secretar la insulina para regular los niveles de glucosa en el cuerpo.

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Si tienes diabetes, el alcohol puede interactuar con varios medicamentos. Si te inyectas insulina o tomas cualquier píldora que estimule la liberación de insulina, el alcohol puede provocar hipoglucemia, un nivel de azúcar peligrosamente bajo, porque el alcohol también estimula la liberación de insulina. Es por eso que los expertos recomiendan nunca beber con el estómago vacío, sino hacerlo con comida o al menos con algunos carbohidratos.

Y, por supuesto, como el alcohol se elabora fermentando azúcar y almidón, está lleno de calorías vacías, lo que contribuye a la obesidad y la diabetes tipo 2.

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Beber moderadamente hasta tres veces a la semana reduce las posibilidades de padecer diabetes tipo 2.

Estado de ánimo y memoria

Debido a que el alcohol es un depresor, beber puede afectar tu estado de ánimo. Puede que no parezca así mientras te desinhibes en la fiesta, pero ese es justo el efecto de la bebida que deprime la parte del cerebro que usamos para controlar nuestras acciones. Cuanto más bebas, dicen los expertos, más pueden aflorar tus emociones negativas, como la ansiedad, la ira y la depresión.

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Es por eso que beber en exceso o beber mucho de una sola vez se asocia con niveles más altos de depresión, autolesión, suicidio y violencia.

El consumo excesivo de alcohol también se asocia con severos "apagones", es decir, la incapacidad de recordar lo que sucedió mientras estabas ebrio. Los apagones pueden variar desde pequeñas lagunas de memoria, como olvidar un nombre, hasta incidentes más graves, como olvidar toda una noche.

El alcohol provoca esto al disminuir la actividad eléctrica de las neuronas en el hipocampo, la parte del cerebro responsable de la formación de recuerdos a corto plazo. Si sigues bebiendo en exceso puedes dañar permanentemente el hipocampo y desarrollar problemas cognitivos.

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Los adolescentes son más susceptibles a la alteración de la memoria por causa del alcohol, pero son menos sensibles a los efectos intoxicantes. Eso significa que pueden beber más para sentirse tan "borrachos" como se sentiría un adulto, causando incluso más daño a sus cerebros.

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Beber en exceso en una sola exhibición se relaciona con altos niveles de depresión, suicidio y violencia.

La apariencia

Por último, pero no menos importante, el alcohol puede tener un efecto significativo en tu aspecto. Primero, te deshidrata. Eso puede dejar tu piel con aspecto reseco y arrugado. También está relacionado con la rosácea, una condición de la piel que causa enrojecimiento, granos e hinchazón en la cara.

¿Sabes que puedes apestar mientras bebes? Durante el tiempo en que tu hígado procesa una sola bebida, que es en promedio una hora pero varía según la persona, parte de la bebida deja tu cuerpo a través de la respiración, la orina y el sudor.

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Otra manera de afectar tu aspecto tiene que ver con el sueño. Aunque un poquito de alcohol puede ayudar a conciliar el sueño, a medida que el alcohol se metaboliza y abandona el cuerpo, puedes sufrir el "efecto rebote". En lugar de quedarte dormido, el cuerpo entra en un sueño más ligero y el desvelo, que parece empeorar cuanto más se bebe.

No dormir bien produce ojeras, ojos hinchados y estrés. Sigue así, dicen los estudios, y es probable que veas más signos de envejecimiento y una satisfacción mucho menor con tu apariencia.

Así que la próxima vez que vayas al bar por una o dos copas, recuerda: esa diversión viene con un precio.

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Lava, esta vez con agua fría y palmaditas, para eliminar la crema, refrescar la piel y cerrar los poros. Seca con una toalla.
El alcohol deshidrata, por lo que tu piel puede adquirir un aspecto reseco y arrugado.

Mark Lieber y Meera Senthilingam de CNN colaboraron en este artículo.

Este artículo forma parte de CNN Parallels, una serie interactiva que explora formas en que puedes mejorar tu salud realizando pequeños cambios en tus hábitos diarios.

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